viernes, 10 de febrero de 2012

La buena acción diaria, espíritu del escultismo

(Una entrevista con el Pbro. Juan Jaime Suarez Silva)

“Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti.”
San Agustín

La buena acción diaria es la enseñanza principal que el escultismo brinda a los muchachos que practican este gran juego, ya que les ayuda a estructurar sus valores y a dar sentido a sus vidas. Así lo ve Juan Jaime Suárez Silva, párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, mejor conocido por la sociedad pozarricense como el Padre Johnny.
A lo largo de su vida se ha caracterizado por ser un sacerdote distinto a la generalidad. Sus acciones dentro de la comunidad como la defensa de los grupos indígenas y la denuncia pública de los problemas sociales le han traído como consecuencia contrariedades al interior de la organización eclesiástica y críticas de algunas personas, sin embargo el servicio al prójimo y la congruencia de sus actos con el discurso son valores que nadie en su entorno pone en duda, por el contrario se le reconocen.
Es un visionario dentro de la iglesia, sus programas parroquiales son ejemplo a seguir dentro del sufragáneo. Desde 30 años atrás desarrolla el programa de Nueva Imagen de Parroquia (NIP). Asimismo ha rescatado el sistema de Iglesia en Casa, con lo que ayuda a integrar familias dentro de la iglesia católica a través de grupos de oración y la catequesis desde el hogar.
Firme en sus convicciones defiende los principios del catolicismo aunque no así todos sus dogmas, reconoce los pecados de la iglesia y trabaja por el rescate de la fe. Controvertido por expresarse repetidas veces en contra del voto de celibato, por exigir congruencia a los miembros de la iglesia que se ven inmiscuidos en situaciones que degradan la imagen de la misma.
Es también un actor que se ha codeado con estudiosos de teología, filosofía, sindonología y personajes emblemáticos de la sociedad desde el nivel local hasta el internacional.
Por otra parte es fanático del beisbol desde niño, dentro de su trabajo es promotor del deporte, es dueño del equipo Torpedos de la liga local de softbol “El Festivalazo”, asimismo lleva a efecto un programa de cuatro carreras atléticas al año, La Guadalupana, Pascua, Sagrado Corazón Cristo Peregrino y San Miguelito (clasificatoria para la carrera internacional de Edimburg) que en 2012 cumplen un cuarto de siglo.
Al ingresar a su casa se entra a su universo, un cuarto con una imprenta equipada en el centro, cuatro paredes tapizadas de fotografías recuerdos de sus viajes, en una resalta a la vista el saludo de mano al Papa Juan Pablo II y mesas apiladas de libros y libretas donde guarda por una parte el conocimiento para consultar y por otra su remembranzas vitales.
A los 72 años de vida reconoce en el escultismo el motor de su trabajo como sacerdote y en general de su formación personal. Mantiene una relación estrecha con su familia y amigos. No pierde oportunidad para agradecer al Creador la oportunidad de oficiar misa diariamente en la misma parroquia que lo vio formarse como scout, como hombre y como sacerdote.
Juan Jaime con Noé Castelán Benavides
y Gustavo Monzón, el 15 de septiembre
de 1951, día del abanderamiento oficial
del Grupo 1 de Poza Rica.
-¿De dónde viene Juan Jaime?
Nací en Norman, Oklahoma, Estados Unidos, el 30 de mayo de 1940. Tengo un hermano mayor, José Jesús (Joe), y dos hermanas, Graciela y Ana del Carmen (Carmina). Mi padre, José Jesús Suárez Sánchez, venía de Ciudad del Carmen, Campeche, y era ingeniero petrolero, trabajaba para el departamento de perforación de Petróleos Mexicanos. Mi madre Juana Silva Balcázar es de Puerto México (Coatzacoalcos).
Llegamos a Poza Rica en 1942 y medio. Vivimos en el Interior del Campo, donde se hallaban entonces los técnicos de Pemex, hasta que se accidentó y falleció mi padre, el 27 de febrero de 1945, en el Pozo 48, donde está ahora la Plaza Crystal. Mi madre quedó viuda a los 33 años con nosotros cuatro. Como mi papá era de confianza no tenía los mismos derechos que los sindicalizados. Mi abuelo la ayudó a pelear por un puesto de trabajo para ella, el que consiguió gracias al apoyo del entonces superintendente Jaime J. Merino, en 1949.
Mientras tanto nos mandó a vivir con la familia a la Ciudad de México, donde estuvimos hasta 1948, cuando nos mudamos a Tulancingo, Hidalgo.
Luego, en 1949 volvimos a Poza Rica, ya mi madre tenía trabajo y nos instalamos en la Col. Aviación Vieja. Ahí viví hasta 1953, cuando me fui al Seminario. Fui alumno de la escuela María Enriqueta (primaria).
-¿Cuando conociste el escultismo?
Mis hermanos y yo tuvimos la oportunidad de conocer el movimiento scout durante nuestra estancia en la Ciudad de México, donde participamos en algunas actividades con el Grupo 4 que dirigía Mr. Robinson. Luego en Tulancingo pertenecimos a Grupo 1 de esa ciudad, cuando apenas se empezaba a formar.

Manada del Grupo 1 de Poza Rica en 1950, al centro el Jefe Alberto Thompson Valero

Pero fue en Poza Rica donde viví el escultismo gracias a Alberto Thompson, un excelente varón que dedicó su vida a la educación de la juventud en Poza Rica, en un momento importante, porque la ciudad era una selva, donde no teníamos buenos niveles educativos, había como mil cantinas y solamente cuatro escuelas.
Poza Rica era una ciudad producto de la violencia, el desamor, el egoísmo, la ambición. Por eso fue tan importante su labor con el Grupo 1 de Poza Rica. Fue una acción fuerte, significativa y valiosa para la ciudad. Gracias a su espíritu los scouts hemos logrado superar una serie de adversidades muy grandes.
Fui lobato miembro de la seisena azul. Hice mi promesa en 1950, antes del abanderamiento oficial del grupo en el campo Jaime J. Merino (15 de septiembre de 1951). Mi hermano es 3 años mayor que yo, él ya era scout antes que yo, estábamos chavalillos pero ahí andábamos.
Nuestras reuniones eran en la calle Panamá, en una cuartería que le pertenecía al Sr. Quezada, ahí vivía Alberto Thompson con su familia. Era la última calle de Poza Rica, al fondo de la avenida Benito Juárez
-Entiendo entonces que decidiste ser cura mientras pertenecías al grupo scout.
Así es. En aquella época el Padre Guillermo Vogues era el capellán del grupo y yo era su monaguillo, junto con otros dos scouts.
Juan Jaime (Johnny) con su hermano José Jesús (Joe) y
Tito Espinosa, 15 de septiembre de 1951
En 1953, cuando estábamos por terminar la primaria el Padre nos invitó a continuar por el camino del sacerdocio a los tres, nos dijo –oigan ratones, ¿les gustaría entrar al seminario-, yo le pregunté qué es eso, en aquel momento no teníamos ninguna idea de lo que ello significaba. Entonces nos dijo –es para que sean sacerdotes-, ¿así como usted?, le contesté. Si es así me voy mañana.
Así de fuerte era la imagen que teníamos del cura.
-Estuviste relativamente poco tiempo en el grupo, unos tres años, pero ¿qué te deja la actividad scout para la vida?
Ser scout es para mí un valor básico. El escultismo es algo muy hermoso. Es un lugar donde aprendes a amar la vida, a respetar la naturaleza. Te enseñan un estilo de vida que se puede resumir en algo muy simple, “hacer una buena acción diaria”, es algo maravilloso. Hacer esto le ayuda a uno a lograr estructurar una personalidad basada en valores, en sueños, a formar el propio ser, finalmente a concebir una vida con sentido y objetivos.
El escultismo es pionero en la aportación de acciones para mejorar el nivel de vida de la gente. Por eso debemos pedir a Baden-Powell (Robert Stephenson Smyth-) que siga conservando en un núcleo o espacio el sentido y valor del ser scout.
¡Scouts siempre listos!
-Entonces a los 13 años decidiste irte al seminario.
Ahí estuve, hasta que en 1964 el Obispo Alfonso María Sánchez Tinoco me entregó mi ordenación y consagración, eso fue el 8 de febrero.
Doy gracias al Padre del Cielo porque soy privilegiado por tener la oportunidad de celebrar misa todos los días en el mismo lugar donde recibí mi ordenación y poder servir al mismo pueblo en camino.
-¿Influyó la formación scout en la elección de tu camino de vida?
Sí, es que desde ahí me enseñaron a servir al prójimo, cómo te decía, con la buena acción diaria, es algo que no en cualquier lugar te enseñan. Solamente alguien que tiene interés en darte valores esenciales para todo en la vida. Como mi hermano también era scout, en la casa se hablaba de escultismo todos los días.
El escultismo me ayudó a construir una buena base de vida, como debe ser, cuando tienes eso puedes hacer lo que quieras. Muchos de los problemas de la sociedad se deben al deterioro de estos valores en la gente.
Además me tocó tener una madre hermosa, el 27 de enero cumple 100 años. Fue una Mujer firme, sólida, quedó viuda a los 33 años y trabajó para sacarnos adelante a los cuatro, fue una dama de mucha lucha. Mi abuela también colaboró en nuestra educación.
Por todo esto agradezco al padre celestial haber tenido la oportunidad de tener todos estos elementos en mi formación.
-Algo que te caracteriza es ser un sacerdote liberal, por decirlo de algún modo, es decir tienes discurso e ideas frescas, apropiadas para nuestro aquí y ahora.
Voy al día, estudié en el seminario de 1953 a 1964. ¡No me puedo quedar en el 64!
En 1956 estudié filosofía en Puebla y en 1959 estuve con otros 430 estudiantes en Estados Unidos. En 1963 regresé a La Guadalupe, en Costa Esmeralda, ahí estuve hasta el 8 de febrero de 1964, cuando me entregaron mi consagración y me enviaron de servicio a Tecolutla.
El 5 de septiembre de ese mismo año llegué de vicario parroquial a Tlapacoyan, de 1966 a 1975 fui formador en el seminario. Ese año renuncié para ser el pionero en evangelización bilingüe en la Sierra Totonaca. Leía el kerigma en español y cuatro indígenas a los que había capacitado lo leían en totonaco. Así recorrí Entabladero, Coyutla, Espinal, Coxquihui, Zozocolco. ¡Imagínate, me sentía en naciones unidas!
Pero este trabajo le molestó al entonces obispo y en 1976 me mandaron a Colombia, me consiguió una beca y me sacó del país. En aquella época recorrí Ecuador, Perú, Chile, todo Sudamérica excepto Brasil.
En 1977 regresé a Poza Rica con un grupo evangélico, cuando estaba en espera de mi próxima misión el Obispo me mandó como párroco de esta ciudad. Así que llegué de faul el 5 de junio de 1977, y ahí estoy desde entonces.
Ahora tenemos más de 30 años de esfuerzo pastoral serio en servicio del pueblo en camino a través del programa NIP, el pasado 26 de noviembre se giró la instrucción de repetir este proyecto diocesano en las 55 parroquias.
-Supongo que hay un dejo de escultismo en esto
¡Con eso, qué más necesitas!
-Me ha llamado mucho la atención tu programa de grupos de oración, has logrado que muchas personas integren a su vida el estudio de la biblia, es decir, sacar la iglesia del templo y llevarla a la casa.
Se llama “iglesia en casa”, en el siglo V San Pablo lo comenzó a desarrollar, se trataba de crear interés en las familias por la oración. Y esto es precisamente lo que necesitamos para recuperar la casa como un espacio pastoral.
En esta iglesia ya no hay catequistas. Cuando un niño quiere hacer su primera comunión viene con sus padres y ellos se comprometen a prepararlo, ahora tenemos 56 familias. Esto lo hacen de octubre a junio. Así ayudamos a dotar a los niños de bases para el futuro. Porque son los padres quienes deben hablar de Dios a los hijos.
Siempre he estado al día. Mi madre, la iglesia, es pecadora, se ha prostituido, pero es muy santa. Tiene esa dualidad. Por eso tenemos que hacer estos esfuerzos, para volverla al camino.
-En otro tema. Eres promotor del deporte.
Así es. El pasado 4 de diciembre la carrera Guadalupana cumplió 25 años. Y este año también cumplirán sus bodas de plata las carreras de Pascua (8 de abril), Sagrado Corazón Cristo Peregrino (6 de junio) y San Miguelito (29 de septiembre), que es clasificatoria para Edimburg.
Y en este punto le agradezco en el alma al Grupo 10 (de Poza Rica) su presencia cada domingo en actividades permanentes. Ellos han ayudado a dar fuerza y prestigio al programa de carreras de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús.
Aparte soy dueño del equipo torpedos del torneo de softbol local “Festivalazo”. Me gasto mis centavos en pagar la temporada.
Siempre he sido aficionado del beisbol y ahora de mayor del softbol, desde niño, yo creo que mucho tuvo que ver que a unas cuadras de mi casa se jugaban los partidos de la liga de invierno y allá me iba a mirar los juegos.
También voy cada año a ver la Serie del Caribe. No falto desde 1995.
Al momento que abre una libreta me da a leer un texto en el que Ernesto Jerez le escribe un saludo para Poza Rica. Un par de minutos después hace sonar en su teléfono celular la voz del comentarista con su frase más famosa “¡no, no no no no, díganle que no a esa pelota!”
Tengo dos libretas llenas de testimonios de estos viajes. El deporte me ha dejado muchas satisfacciones y experiencias. Siempre trato de combinar lo espiritual con lo humano. Es decir ser integral.
-Veo entonces que por una parte ayudas a la gente a alimentar su fe y por otra a mantenerse sanos de cuerpo, pero ¿cómo alimentas tu espíritu?
La Biblia es algo extraordinario. La conocí cuando tenía 7 ú 8 años, estaba en el grupo de catequesis de la catedral de Tulancingo. Tuve una excelente catequista. A esa edad ya me sabía todos los profestas, mayores y menores. Fue un despertar impresionante. Desde ahí empecé a amarla y apreciarla.
Juan Jaime y el Papa Juan Pablo II
En aquel entonces la Biblia se enseñaba como cualquier libro, por los autores, capítulos, etcétera, y se dejaba el mensaje en segundo lugar. Hoy hemos buscado  es recuperar esta esencia y hemos tenido muy buenos resultados.
En el nivel nacional tuve la fortuna de representar a la diócesis de Papantla en una comisión episcopal nacional sobre pastoral bíblica durante 15 años. Entonces tuve la oportunidad de codearme con los mejores biblistas del mundo. Tendría que ser muy burro para que no se me pegara algo. Entonces viene una reinterpretación de la misa, es una asamblea que se actualiza constantemente, se entiende que para vivir la fe de manera activa tenemos que retornar a la profecía, la promesa mesiánica, su cumplimiento en la persona del nazareno y la actualización de la última cena. Esa es la gran distinción que trae la Biblia.
-Tengo una buena relación con varios sacerdotes que me han platicado que tú apoyas algunas causas que a veces las cúpulas de la iglesia no quieren respaldar del todo.
Tengo tres años castigado por eso.
-a pesar de eso hay cosas que no puedes ignorar
Es el ejemplo del padre Vogues, él llegó a Poza Rica cuando esta era una ciudad en construcción, donde había llegado también lo peorcito de la sociedad mexicana. Incluso hubo masones fundamentalistas que atentaron contra la iglesia. El masón de antes era fanático.
-todos los fanatismos son malos, incluso me he encontrado fanáticos católicos y fanáticos scouts.
Claro. Además es una forma de tapar la ignorancia que se tiene.
En 1985 tuve una experiencia muy fuerte. Estaba en Puerto Rico en un encuentro de coordinadores del programa NIP cuando ocurrió lo del terremoto de la Ciudad de México. Tenía un hermano en México y te puedes imaginar la tragedia de no saber nada. Las comunicaciones cortadas.
El cardenal Luis Aponte Martínez me buscó porque sabía que yo era un cura mexicano, me dijo que no había podido comunicarse con el cardenal Corripio, de México, para mandarle un apoyo fuerte y me pidió el favor de llevarle un  cheque. Acepté. Llegue de tarde al Distrito Federal y pedí una audiencia que me dieron para el día siguiente en la mañana.
Ramón, eran 250 mil dólares, ¡me quería ir con el cheque! (rió con estridencia)
-bueno, todos somos humanos y susceptibles a tentaciones (continuaban las risas)
Bueno, me recibió y agradeció a nombre de la iglesia. Me invitó a comer, pero yo ya tenía una cita con una novia. El cardenal hasta peló los ojos cuando se lo dije. Pero era una amiga con quien había estudiado la primaria.
Pero ese día me regaló un libro que acababa de publicar el Instituto Superior de Estudios Guadalupanos. Fue como una luz. Tú puedes mirar a Guadalupe desde el punto de vista clásico mexicano como una devoción o una necesidad más, como una dama que te va a cumplir milagros si se lo pides con fe. Pero esa estampa tiene raíces profundas. Tenochcas.
-sé que es una imagen compleja
Pero si no tienes los elementos básicos. Lo que es un tilmatli, un amoxtle, el significado de Ometeotl, estás perdido. Ahí me cayó el veinte, desde entonces cada día 12 de mes ofrecemos una conferencia o una charla donde hablamos sobre un tema de la imagen desde el punto de vista de la cosmogonía náhuatl.
-Y volviendo al punto ¿por qué te castigaron?
Por denunciar la situación social de los pueblos de la diócesis y la falta de trabajo por parte de la iglesia, pero ya el 24 de marzo se acaba.
-¿Te ha afectado?
En el fondo no, tengo muy buenos asesores, de hecho hasta me ha servido.
-Cuando me platicaste sobre tu decisión de irte al seminario me vino inevitablemente una imagen, cómo si la historia se repitiera, en este sentido ¿compartes cierta identidad con el Wame (Luis Gerardo Garcés Amaro, muchacho del G-10 PR)?
Está metido, tiene características y cualidades básicas para ser sacerdote, sólo es cuestión de que se vaya educando. Es como un diamante, hay que irlo afilando y puliendo.
Tengo mucha cercanía con su familia, es mi ahijado número 92
-me llama la atención que lleves la cuenta
Sí, tengo 96.
Él está muy pegado conmigo. Y procuro crearle actividades donde él vaya viviendo experiencias de la fe. Es parte de un proceso educativo. Entonces hay que cuidarlo mucho, porque está sometido a muchas presiones, sociales sobre todo, así que hay que procurarlo para que su desarrollo sea siempre ascendente. El Obispo (Jorge Carlos Patrón Wong) lo aprecia mucho.
-Viviste el escultismo en una época diferente, ¿qué experiencias viviste que te gustaría que los muchachos scouts de hoy también conocieran?
Es a nivel familiar. En mi casa se respiraba escultismo. Como te dije, mi hermano Joe ya era scout, es tres años mayor que yo, entonces estaba en la tropa. En el hogar siempre vivimos un ambiente de pañoleta, borlas, uniformes. Platicábamos de campamentos. Todo esto ayudó a crear un ambiente de escultismo y familia. Se podía cultivar el escultismo sano. Las mujeres apoyaban. Eso me gustaría que vivieran los scouts de hoy.
Ahora es difícil, los padres andan en lo suyo, los hijos igual. Y esto genera una dispersión familiar.

Ramón Rosas Caro
Patrulla Pumas 1991-1996
G-1 Poza Rica

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