viernes, 20 de enero de 2012

Con el escultismo en la sangre

 (Una entrevista con el Ing. Ernesto Thompson)

“Mi tenaz y errante espíritu no me permitía permanecer en casa mucho tiempo”
W. F. Buffalo Bill Cody


José Ernesto es el segundo de cuatro hijos de Alberto Thompson Fontes y Esperanza Valero Sánchez. El hermano más allegado a Alberto Agustín Thompson Valero, jefe fundador del Grupo 1 de Poza Rica de la Asociación de Scouts de México, debido a su carrera, vive los primeros 13 años del escultismo en Poza Rica sólo a través de visitas en sus periodos vacacionales.

Ernesto ve la primera luz el 24 de diciembre de 1932. Lo recibe la Ciudad de México, en la colonia Industrial pasa sus primeros años. Por la naturaleza del trabajo de su padre pasa su adolescencia en varios sitios diferentes, lo que lo lleva a conocer diversos ambientes sociales así como a observar distintos paisajes naturales.
Inquieto desde su juventud presenta una inclinación elevada hacia el estudio de los animales, lo que después serían dos de sus grandes aficiones, la cacería y la taxidermia. A la par fue aficionado a la mecánica, herencia de su padre. Desde joven crea modelos a escala de diferentes máquinas. Hoy en su casa de la colonia Cazones, en Poza Rica, luce orgulloso una réplica de un motor de vapor que construyó durante su adolescencia.
Es Ingeniero Mecánico Electricista por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Jubilado de Petróleos Mexicanos, donde trabajó en el departamento de Construcción y Mantenimiento durante más de 30 años, es un hombre alto, espigado, de piel blanca y escaso cabello blanco. Sus ojos claros reflejan experiencia. Su voz barítona no pierde firmeza ni afabilidad.
Sonriente y recuerda con emoción sus aventuras de infancia y adolescencia al lado de sus hermanos, principalmente de Alberto, con quien compartió las aulas escolares durante 5 años de la primaria y toda la secundaria. El tiempo se ha llevado las fechas y los datos duros, pero no las experiencias.
A sus recién cumplidos 79 años, en la navidad de 2011, comparte sus experiencias sobre el escultismo en Poza Rica y lo que éste  ha significado en su vida.
- ¿Dónde nace la familia Thompson Valero?
Mi papá era de Hermosillo, Sonora, y mi mamá de la Ciudad de México, ahí se conocieron y allá nacimos los cuatro hermanos. Vivíamos en un edificio de dos pisos en Morelos 10, al final de la avenida de Los Misterios, frente a la Basílica de Guadalupe. Recuerdo que en la planta baja vivíamos varias familias y en la alta sacerdotes y monjas que se escondían, eran tiempos de la persecución. 


Hermanos Thompson en la Secundaria
1949
 -¿Cómo llegan a Poza Rica?
Por la naturaleza del trabajo de mi papá, era maestro mecánico, nos vimos orillados a cambiar de residencia muchas veces. También por este motivo Beto y yo estudiamos en el mismo salón desde 2o. de primaria hasta terminar la secundaria. Después de la Ciudad de México vivimos en un pueblo llamado La Huaracha, en Michoacán. Luego estuvimos en San Luis Potosí, vivimos en el Pajal, Tamuín y finalmente en Ciudad Valles. También estuvimos un tiempo en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Precisamente después de vivir en Valles nos vinimos a Poza Rica, a mi papá le ofrecieron trabajo en Pemex. Y así fue como llegamos. Esa fecha la tengo muy presente, fue el 7 de noviembre de 1949, porque ese mismo día yo me presenté en el Tec. de Monterrey, mientras aquí llegaron mis padres con mis tres hermanos, allá estudié la carrera de Ingeniero Mecánico y Electricista.
-¿Qué recuerdos guardas de tus vivencias infantiles?
Nos gustaban mucho los animales. Nos interesamos más en la clase de biología de la secundaria. Siempre tuvimos mascotas, muchas que nosotros mismos atrapábamos, en la casa hubo lagartos, iguanas, garzas, cotorros y hasta un chivo. Éste fue un cabrito que le regalaron a mi papá en el norte, para que nos lo comiéramos, tenía menos de 1 mes, pero cuando el animalito llegó a la casa los niños lo adoptamos como mascota. Lo tuvimos 3 años, al final lo regalamos a un señor que tenía una majada de cabras, no podía creer que se lo estuviéramos regalando, pero ahí acabó, como semental.
En aquella época nos suscribimos a un curso de taxidermia por correspondencia, la información, e incluso los ojos para los animales, nos los enviaban de Canadá. Por cierto, quien nos hizo el favor de traducirnos los manuales fue José Sulaimán, lo conocíamos porque su hermano quedaba con nosotros en la secundaria. Y bueno, disecamos varios animales, yo hacía las estructuras y Beto los rellenaba y cosía.

Hermanos Thompson durante su primera excursión
El Nacimiento, Taninul, San Luis Potosí, 1947

-¿Cuándo ingresan al escultismo?

Cuando estábamos en Valles. Unos amigos de Monterrey nos invitaron y allá formamos parte del primer grupo de esa ciudad, eso debió ser entre 1947 y 1948. Los cuatro fuimos parte del grupo, ahí mismo hicimos nuestra promesa.

Al llegar a Poza Rica ellos continuaron con el escultismo, pero yo no pude. Ocasionalmente visitaba a mis amigos en Monterrey, pero mi carrera era muy absorbente, rara vez tenía tiempo libre y cuando así era prefería visitar a mi familia.
-¿Qué haces en esas visitas?
Apoyaba a Beto con el grupo. Venia cada semana santa, en los recesos intersemestrales, eran 1 ó 2 semanas cada vez y en mis vacaciones anuales de 2 meses. En estas últimas aprovechaba para trabajar, me daban contratos en el departamento de Construcción y Mantenimiento, ahí trabajaban mis hermanos y mi papá también.
Parte de mi actividad era ayudar a Beto en las juntas con los scouts y apoyarlo en su terapia. En aquella época padecimos envenenamiento por arsénico, debido a la taxidermia, o mejor dicho a manejar sin precaución algunas sustancias tóxicas utilizadas en esta técnica. En mi caso fue más leve, sólo se me paralizó la mitad de la cara, pero él perdió casi todos los movimientos voluntarios del cuerpo, incluso los párpados. La única forma posible en que lo podíamos tener en la casa era boca arriba y en ocasiones se quedaba dormido con los ojos abiertos.
-¿En qué consiste la terapia?
Al principio lo confundieron con poliomielitis, pero al encontrar restos de arsénico en su orina cambió el diagnóstico. Por esto un grupo grande de médicos se interesó en el caso, dos de ellos son a quienes más recuerdo, Armando Kirsch y Rafael Lamothe, el tratamiento conjunto consistió en suministrar complejo B y estimular su movimiento muscular con choques eléctricos, sus piernas se estaban atrofiando.
Fue precisamente el Dr. Lamothe quien nos prestó un aparato de electrochoques que consistía en un rodillo y un regulador de corriente. Cuando venía a visitarlo yo le procuraba los choques. Cuando uno es joven es irresponsable, por eso nos intoxicamos, y ya en la terapia seguíamos jugando, recuerdo que a veces le subíamos toda la potencia al aparato y vacilábamos haciéndolo brincar con los toques eléctricos.
Después lo ayudábamos a pararse, lo colocábamos en una esquina de la casa, entre las dos paredes lo recargábamos para que empezara a pararse. Esto fue de 1950 a 1953, para ese año Beto era totalmente autosuficiente, con sus limitaciones claro, pero ya nos podíamos ir de campamento. Lo que sí pasó es que tenía que andar con bastón y tuvo un cansancio crónico en las piernas que lo acompañó toda la vida.
-¿Entonces qué ocurre con el grupo en sus primeros años?
Beto lo dirigió, a pesar de su parálisis nunca dejó de procurar el escultismo. Citaba a los muchachos en la casa donde vivíamos, Panamá 2, colonia Merino (hoy 27 de Septiembre), en la cuartería del Sr. Quezada. Era una casa con dos habitaciones, cocina-comedor y baño integrado, sin sala, clóset ni accesorios. Ahí fueron las primeras reuniones de los scouts.
Los muchachos, eran chamacos chiquillos, lo ayudaban, ellos lo levantaban de donde se encontraba convaleciente y lo sentaban en la mesa. Ahí les daba pláticas y coordinaba las actividades. En los desfiles lo llevaban en una motorsidecar, incluso los mismos muchachos lo ayudaban para que los acompañara en los campamentos.
También recibió mucha ayuda de personas de Poza Rica. Recuerdo que entre los que lo apoyaron estuvo Raúl Gibb Quintero, que era el dueño de La Opinión, también Simón Villegas, el Padre Vogues, que fue nuestro capellán. También recuerdo al Sr. Monzón, de hecho sus tres hijos fueron scouts de Beto.
El trabajo lo hizo tan bien que para 1953 Poza Rica ya era una región independiente de la Asociación de Scouts, de hecho dependía directamente de México, al principio dependía de la región Puebla, porque tenía grupos en Tampico, Papantla y si no mal recuerdo en Gutiérrez Zamora.
-Volvamos al tema de tu vida en Monterrey ¿Cómo te mantienes en contacto con la familia?
Éramos radioaficionados, pertenecíamos a la banda de 40 metros y charlábamos por medio de radios que nosotros mismos construimos. Mi frecuencia era 1XCAA y la de Beto era 2XEZV.
-¿Cómo era el camino a Poza Rica?
Muy cansado –contesta mientras suelta una carcajada-. Salía de Monterrey a las 8:00 de la noche en un autobús de la línea Transportes del Norte y llegaba a Tampico a las 6:00 de la mañana, eran 10 horas. Ahí tenía que correr al mercado para tomar un taxi de sitio que viajaba por la brecha que pasaba por Matarredonda, Tampico Alto, Bustos, Naranjos, Cerro Azul, Mamey, Álamo, Tuxpan y Poza Rica.
En el camino rodeábamos toda la laguna de Tamiahua en una época en la que no había caminos asfaltados, pasábamos por las brechas que usaban los camiones de Pemex, cuando llovía el taxista debía tener la pericia para pasar con un costado sobre el bordo que dejaba el camión y el otro a la orilla del camino, para no caer en los hoyancos que hacían los camiones.
Viajábamos como sardinas. Pero a las 2:00 de la tarde llegaba a Poza Rica. En total 18 horas de camino.
Después, cuando ya trabajaba en Pemex empecé a viajar en unos aviones de 5 plazas que salían del antiguo aeropuerto, donde hoy está la colonia Aviación Vieja, hacía Tampico, ahí tomaba el camión a Monterrey. El avión era relativamente barato en aquella época.
Ya después, cuando me casé, venía en mi carro propio.


Comadreja disecada por Alberto y Ernesto
 
 -¿Cuándo te instalas en Poza Rica?

Luego de que me gradué me casé, y fui profesor tres años en el Tec, también trabajaba medio tiempo en el centro de investigación. En 1960, mi suegro me invitó a poner un negocio en Reynosa, vendíamos cabrito, tuvimos un restaurant dos años, llegamos a vender hasta 100 piezas diarias. Nos iba bien, también trabajábamos bastante.
En el 62 tuve la oportunidad de entrar a trabajar al Departamento de Combustión Interna en Pemex, fue cuando me instalé en Poza Rica. Ese mismo año Beto dejo el grupo para irse a trabajar al Distrito Federal. Allá continuaron con el escultismo él y su esposa. Yo dejé definitivamente esa actividad.
-¿Qué te deja el escultismo?
Muchas experiencias, recuerdos muy gratos, buenos amigos. Viví un escultismo muy bonito junto a mis hermanos. Aprendimos muchas cosas
-Ayer cumpliste años.
79. En 2012 cumpliré 80 a menos que el de arriba tenga otros planes.

Ramón Rosas Caro
Patrulla Pumas 1991-1996
G-1 Poza Rica
unsilbatazo@gmail.com

1 comentario:

  1. No sabía sobre él, me hubiera gustado conocer a una de las personas que aportaron para la fundación del escultismo en Poza Rica. SLPS

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