(Una entrevista con Donají Alfaro)
“Es importante recordar que todos tenemos dentro de nosotros la magia”
Joanne Kathleen Rowling
Nacida en el seno de una familia escultista, conoce esta actividad desde el vientre materno. No concibe otro modo de ver la vida sino a través del escultismo. Claudia Donají Alfaro Argentin, actualmente Jefa de Comunidad de Caminantes en el Grupo 2 de Poza Rica, antes es Jefa de Grupo y dirige la Tropa de Expedicionarios del Grupo 1 de esta misma ciudad.
Comienza su vida scout en el Guidismo. Hija de Salvador Alfaro Esquivel, oriundo de Uruapan, Michoacán, quien fuera dirigente scout en la Ciudad de México, y de María Guadalupe Argentin Barajas, de Paracho, fundadora del Distrito Villa en esa misma ciudad. Es la menor de 5 hermanos, todos con vida scout y guía.
Sus primeros pasos los da en el campo escuela, cuando acompaña a sus padres y hermanos a las juntas sabatinas. Crece dentro de su compañía guía, con un breve paso por los primeros experimentos de secciones femeninas en los grupos scouts. Hoy sus hijos, Christopher, Salvador y Joseph, continúan con la tradición escultista.
Maestra de yoga de profesión, ha sabido conjugar su actividad profesional con el escultismo, el hogar y el trabajo de ser madre, para el que no existen manuales ni líneas de balizamiento.
Su vida ha dado vuelcos importantes, lo que la ha llevado a vivir en distintas partes del país, desde su natal Distrito Federal. Entonces las enseñanzas del escultismo han salido a flote.
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Donají y su padre |
-¿Cuáles son tus orígenes?
Mi papá, Salvador Alfaro Esquivel, era de Uruapan, y mi mamá, María Guadalupe Argentin Barajas, de Paracho. Tengo cuatro hermanos, Jorge, María Esther, Sergio y Patricia, yo nací 9 años después, todos somos de la Ciudad de México.
Mi padre llegó al DF para estudiar Ingeniería Mecánica y Eléctrica en el Instituto Politécnico Nacional, en una circunstancia difícil, porque cuando salió de su casa mi abuelo sólo le dio la bendición porque no tenía forma de apoyarlo, entonces fue complicado para él estudiar, sin embargo terminó y puso un taller, hizo su vida de ello.
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Con sus compañeras guías en un
campamento elevado |
Mi madre se dedicaba al hogar, no se acostumbraba otra cosa en aquellos tiempos. Pero como buena madre y ama de casa, vendía ropa, cosas y daba clases de yoga, de ahí se acompletaba y fue por ella mi primer acercamiento con esa disciplina.
-¿Cómo llegas a las Guías?
Pues desde el vientre materno. Mis padres llegaron al escultismo como papás scouts. Llevaron a mis hermanos a la manada y a mis hermanas a las haditas, en aquel entonces yo todavía no había nacido.
Después se involucraron y fueron dirigentes. Mi madre fundó el Distrito Villa (Ciudad de México). Nos reuníamos en la Colonia Linda Vista.
Ir a los scouts se convirtió en una actividad familiar. Cuando yo nací ya era parte de una rutina, mis hermanos iban y yo los veía y jugaba con ellos. Era parte de mi vida. Cuando me di cuenta ya era hadita.
-¿Cómo fue tu paso por las guías?
De las haditas no recuerdo mucho. Eran actividades ligeras, no había mucha exigencia. Obtuve mis insignias, abeja plateada, abeja dorada y la última fue el vuelo de la abeja.
Ya a los 10 años fui guía un rato, pero cuando tenía unos 12 empezaron a entrar mujeres a los scouts, sin ser secciones oficiales. Los dirigentes scouts no querían a las mujeres en sus grupos, pero los muchachos y las muchachas, ya sabes, sí queríamos convivir. En esa época mi grupo se deshizo y unas pocas compañeras y yo nos fuimos al grupo donde estaban mi papá y mis hermanos.
Nos empezamos a reunir bajo el sistema scout, pero como las secciones femeninas no eran oficiales cada quien se llamaba como quería. En nuestro caso las niñas más chicas eran las pioneras y las más grandes les decíamos exploradoras.
En aquel entonces los muchachos llevaban la famosa cartilla, era un libro pequeño pero bastante grueso, donde venían todos los retos a cubrir durante la vida scout. Y los adelantos te hacían scout de tercera, segunda y primera. Nosotras hacíamos lo que podíamos, porque era un sistema diseñado para hombres, pero a tropezones y jalones llegamos a tener muchachas de hasta segunda clase. Era complicado, no era un esquema apto para las mujeres.
-¿Cómo fue la transición del esquema guía al esquema scout?
Fue chistoso, los scouts siempre dicen que las guías se la pasan cosiendo y cocinando, pero no es así, también jugábamos al silbato y esas cosas. Y salíamos de excursión, hacíamos rapel, esas cosas no se perdían por ser mujer.
-Te tocó vivir una época de transición, era por llamarlo así, el final del machismo dentro de las instituciones educativas, el escultismo tenía que sumarse a los sistemas coeducativos, era inevitable, pero en ese momento al convivir por primera vez en una actividad educativa ¿cómo fue el intercambio de ideas entre ambos géneros?
Cuando mi grupo adopta a las mujeres seguíamos trabajando separados. Llevábamos actividades paralelas pero había secciones de puros chicos y secciones de puras muchachas.
Realmente convivíamos en ocasiones especiales, como las fogatas, que eran unas actividades maravillosas, porque además hacíamos representaciones y nos vestíamos, nos caracterizábamos, hacíamos escenografía, eran actividades muy padres.
-Entonces continúas tu vida como scout.
No, cuando yo tenía 14 años, la Asociación de Scouts de México prohíbe las secciones femeninas y cancelan todas las actividades. Entonces nos regresamos a establecer otro grupo guía, formamos la Tercera Compañía del Distrito Citlali. Abrimos y retomamos las actividades.
Entonces yo tenía edad para ser guía mayor. Pero por necesidades del grupo me mandaron a dirigir Guías Menores, chicas de 9 a 12 años.
* El esquema dictaba que las guías de 6 a 9 años se denominaban Haditas, de 9 a 12 Guías Menores, de 12 a 15 Guías Intermedias y de 15 a 18 Guías Mayores. Luego de esta edad se despedían de la vida de muchachas para hacerse Cadetes (dirigentes de sección) o retirarse a la sociedad civil.
-Es bien sabido que las mujeres maduran a edad más temprana que los hombres, en el esquema educativo se ve reflejado, sin embargo aún así no deja de ser impactante (para mí) que aún eras una adolescente cuando tenías a tu cargo un grupo de niñas, ¿qué significó esto para ti?
Fue bastante fuerte. A pesar de que hacía mis programas yo continuaba con mi adelanto como muchacha, me reunía con mi sección aparte. De hecho obtuve mi insignia terminal como Guía Mayor, la Barra Estrella.
Trabajar con sección fue muy bonito, igual la convivencia con las chiquitas, a esa edad te ven como a un ídolo. Se acercan, te platican, te quieren, cuando te ven llevar te abrazan. Fue e entonces un trabajo difícil, pero muy enriquecedor.
Fue en parte demostrarme que se puede hacer.
-¿Qué pasó después?
Bueno, dejé un tiempo el guidismo, me casé a los 19 años con un scout. Me fui a vivir a Uruapan, mi papá ya se había ido apara allá 3 años antes. Él estaba en un grupo scout.
En donde había un grupo scout había un grupo de guías. Entonces empecé a trabajar con guías mayores, en la Primera compañía del Distrito Uruapan. Es esa época había hecho mi adiestramiento básico y recibí mi Certificado de Guiadora, el equivalente a la Insignia de Madera.
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Con sus guías intermedias y un grupo de haditas |
Luego vino una etapa de muchos cambios en mi vida. Me divorcié, comencé a hacer yoga en forma, luego conocí a Martín Ventura, mi segundo esposo, en un curso de panadería que tomamos en Coatepec. Tuvimos un noviazgo largo, más bien a distancia, de cartas, llamadas telefónicas y nos veíamos de vez en cuando, porque él estaba en Poza Rica y yo en Uruapan.
Luego me casé y vine a dar a Poza Rica. Entonces dejé el escultismo un buen rato, mientas me dediqué a las casa, a criar a mis hijos, me dediqué de lleno a la familia.
-Fue un cambio drástico pasar se Uruapan a Poza Rica.
¡El clima!, me tocó llegar un 22 de abril, justo cuando comienza el calor. De hecho yo no salía de la casa en todo el día. Martín trabajaba en el departamento de Reparación y Terminación de Pozos de Pemex, entonces salía todo el día al campo y yo me quedaba encerrada, solo salíamos en la noche, de hecho así conocí Poza Rica, éramos “buhitos”
Llegamos a la colonia 27 de septiembre, en la calle Nicaragua. De hecho Christopher nació ahí…
-Otro vuelco en tu vida
Otro cambio. Cuando te das cuenta tienes un pedacito de vida en tus manos y te preguntas “¿ahora qué hago?”. Además no conocía a nadie, sola en la casa y sin nada de familia. A la larga te das cuenta que es ahí donde el escultismo te sirve, sonríe en tus dificultades, todo lo que B-P nos decía ahí está presente de alguna manera.
Cuatro años después nació Salvador. Fue otra etapa. Desde que nació Christopher empecé a dar clases de yoga para gestantes, para ayudar a mis compañeros más que nada, porque no me dedicaba de lleno, más bien estaba ocupada en la casa y mis hijos.
Dos años después nació Joseph, ya entonces daba clases esporádicamente. Desde siempre a mis tres hijos les contaba historias de los scout, veían las fotos de mi padre y sabían que tenían un abuelo scout, que su abuela conoció a Lady Olave, todo era parte de su formación, entonces cuando supe rápidamente me dijo. Le pidió a su amigos los datos del grupo y al siguiente sábado estaba ahí, en el Grupo 1 de Poza Rica. Por aquella época se reunían en el campo de la María Enriqueta.
Ingresé como mamá, pero ya sabes, una vez scout, siempre scout. Primero sólo dejaba a mis hijos y me iba a hacer otras cosas, pero después prefería esperarlos, conocí entonces a los demás padres y a los jefes. Fue entonces que le hablé con Marlene Franco Paredes, quién trabajaba con la manada, le dije mi nombre y le enseñé mi certificado de guiadora, y le expresé que era guía y quería regresar al escultismo, si podía apoyar en alguna sección me gustaría hacerlo.
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En su periodo como Jefa de Grupo entregando su
pañoleta al Jefe de Manada Víctor Paz |
Le preguntó a Lino Gerardo González Calvillo, el jefe de grupo, y me aceptaron en la Tropa de Expedicionarias, que era la sección que equivalía a la edad de las Guías Mayores, con la que había trabajado antes. Sólo les pedí que me dejaran asistir con mi uniforme guía hasta que me entregaran la pañoleta del grupo.
Tiempo después pasamos por una época difícil en el grupo, Lino y varios scouters se fueron, llegaron dirigentes nuevos y miembros del Clan de Rovers apoyaron en trabajo con sección.
Pero siguieron las dificultades y por un lado se desintegró la tropa de expedicionarias y se fue el jefe de expedicionarios. Entonces decidí pedir la oportunidad de quedarme con la sección, de momento no aceptaron, pues en ese entonces no estaba permitido que una mujer dirigiera una sección de hombres.
Fue la primera vez que trabajé con muchachos, al principio fue difícil, porque los muchachos eran renuentes a trabajar con una mujer, pero después se fueron, casi todos por causas de estudio, y me quedé con uno solo, luego empezaron a llegar más, unos que pasaban de tropa y otros nuevos. Y de ahí para acá logramos un trabajo armónico de varios años.
Después trabajé con ambos géneros, muchachos y muchachas, no era oficial pero tuvimos que adaptarnos a la situación.
-Bueno, aunque no estuvieran aceptadas las secciones coeducativas, ya era un paso que se veía venir, era irreversible, quien lo niegue no sabe lo que dice. Pero bueno, luego fuiste jefa de grupo.
Sí, fue durante esa crisis, nos quedamos sólo cuatro jefes y la única que cumplía con los requisitos para ser jefa de grupo era yo. Tomé el cargo, pero nunca dejé de trabajar con la sección.
-Entonces eras jefa de sección, de grupo, ama de casa, maestra de yoga, madre de familia, ¿qué pasó en tu vida?
Te das cuenta de que todo lo que aprendes en el escultismo lo puedes llevar a tu vida diaria, todos los días, en todo momento. Debes tener siempre presentes los principios y las virtudes scouts y apoyarte en ellos.
-Hagamos un juego, yo sé que tú aprendiste la ley scout de un modo diferente a los scouts, resumían todo en una sola palabra. Vamos a enumerarlos y en cada uno me dices una experiencia o ejemplo de cómo los utilizas en tu vida diaria.
-Honor,
Es lo que soy, lo demuestro en todos los aspectos de la vida. Cumplir con la promesa scout.
-Lealtad,
Serlo a lo que dices y a los que haces. El trabajo en sí es un templo, debes serlo tanto a los de abajo como a los de arriba en un escalafón.
-Cortesía,
Al enseñarle valores a mis hijos. Cada palabra. En mi caso fue muy enriquecedor, tengo tres varones y a cada uno les enseñé como ser hombres, incluso en los detalles de cortesía, cederle el paso a una dama, mover su silla, cosas que no tiene que enseñar y te ponen en el lugar donde estás.
-Amistad,
Es el valor más importante. Trato de serlo en todo momento, con mi compañero se ha dado, incluso con mis hijos, con sus limitaciones, pero hay amistad, para mí ese es un punto muy importante
-Nobleza,
Se da en cada paso que das, ser noble con humildad, es el punto al que tienes que llegar, además nivelarlo, para no llegar al servilismo por un lado un a la soberbia por otro.
-Naturaleza,
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Junto al busto de Lady Olave en la
Casa Guía Nacional |
En mi vida de casados ha sido algo muy importante, a mi compañero le gusta la naturaleza, desde siempre hemos aprovechado cualquier oportunidad para ir al campo, la playa. A nuestros hijos los llevábamos desde pequeños a que tuvieran esta convivencia con su entorno, les inculcaba que experimentaran, hacían figuras con piedras, conchas, en general vivir en la naturaleza, para que así aprendieran a respetarla. Y fíjate qué curioso, Christopher es biólogo.
-Utilidad,
Tienes que servir para algo, pero no servirte de. Dar, pero valorar, lo que tienes, lo que haces.
-Alegría,
Con los hijos uno pasa de todo, enfermedades, sinsabores, y tienes que estar bien y firme, me ha servido muchísimo en ese sentido.
-Ahorro,
¡Caray!, con tres hijos tienes que saber manejar todo esto. Pagaba colegiaturas, registro, uniformes, salidas, tu sabes que ésta no es una actividad económica.
-Pureza,
Ser transparente, en la medida de lo posible, que mi sí sea un sí y mi no sea un no. Que tus verdades sean verdades.
-Hasta dónde ha permeado esto en tu vida profesional.
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Entregando una promesa guía |
Siempre ha estado ahí. Cuando no estuve en un grupo seguí siendo scout. Los principios, las virtudes, que son 3 monstruos, pero te pueden ayudar si los usas para apoyarte.
-Alguna vez le dije a mis muchachos que los principios son como nuestras piernas, pero las virtudes son nuestros bastones, tienes que usarlos para apoyarte a caminar, no para cargarlos.
Así es, ¡imagínate si quisieras cargar la abnegación!
-Fuiste jefa de grupo en el cincuenta aniversario del grupo.
Y fue una revuelta en el distrito. Pero afortunadamente tuve el apoyo de los demás scouters del consejo. Y aunque con algunos problemas, logramos sacar una gran actividad.
-Luego cambiaste al Grupo 2
No. En realidad un tiempo después me alejé del escultismo, estuve aproximadamente fuera un año. Mis hijos, ya en tropa de scouts y expedicionarios decidieron irse al Grupo 2. Yo los acompañaba y ocurrió otra vez una historia similar. Mario Vargas Luna se quedó sin scouters y me ofrecí a apoyarlos. Desde entonces estoy con la Comunidad de Caminantes (muchachos de 14 a 18 años).
-Has tenido la oportunidad de jugar al escultismo en otra época, ¿de lo que tú viviste qué te gustaría que los muchachos de hoy también experimentaran?
Que hagan el escultismo parte de su vida. Que sean scouts todos los días, tengan presente a B-P, que conozcan la vida de los scouts famosos, de los precursores del movimiento en Poza Rica, sepan quien fue Alberto Thompson, Pedro Vargas, y los hagan parte de sus vidas.
Me gustaría un día ver a los muchachos en el autobús, un día entre semana, que canten una canción scout con sus amigos.
-Todos los scouts generalmente tenemos un momento, un jefe y un muchacho que recordamos en especial. Sé que tienes una experiencia bastante amplia, te voy a poner en apuros, pero quisiera que me mencionaras 3 momentos, 3 jefes y 3 muchachos muchachos que hayan influido en tu vida de modo significativo.
-Tres jefes,
Mi jefa en las guías, Martha Hernández, me enseñó a poner siempre la convivencia sobre la competencia en el escultismo. Mi padre, me enseñó a ser scout en todo momento, de hecho conservo una foto scout de él. Y Beto (Alberto Lima Juárez), un gran apoyo y con quien conservo hasta ahora una gran amistad.
-Tres momentos
Cuando recibí mi Certificado de Guiadora, estaban presentes todas mis muchachas, fue muy significativo porque fue algo que hice por ellas. Cuando terminé mi curso de adiestramiento básico, el momento en que me entregaron mi cuero para hacer mi nudo de Gilwell. Y cuando cambié mi uniforme de guía por el de scout y mi pañoleta del Grupo 1.
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Con sus muchachas guías |
-Tres muchachos
Laura Ivonne García Hernández, fue mi expedicionaria, luego mi precursora (clan femenino), aún conservo una buena amistad con ella. Julio César Rosas Caro, un chico muy entregado, también fue mi expedicionario, tengo muchas experiencias muy padres con él.
Y una guía, también se llamaba Ivonne, en ejemplo de entrega. Ella estaba por cumplir 15 años cuando se suscitó el terremoto de la Ciudad de México, ya tenían todo listo para la fiesta. Cuando ocurrió la tragedia ya no quiso celebrar. Ella fue personalmente a servir la comida de su banquete para los damnificados. Ella tenía poco tiempo en el grupo, pero el mensaje guidista le llegó fuerte. Desde entonces es una mujer muy recta. Vive en Oaxaca.
Y bueno, serán cuatro muchachos, también dedo mencionar a Alma Lidia Ortiz Peyón, que fue mi mejor amiga. La conocí en una actividad del nivel zona Valle de México y desde entonces tuvimos una gran amistad.
Ramón Rosas Caro
Patrulla Pumas 1991-1996
G-1 Poza Rica