viernes, 16 de marzo de 2012

Hoy, fotos y reto

La segunda persona cuyo nombre escucho con más frecuencia en las entrevistas a los antiguos scouts, después de Alberto Thompson, es Guillermo Vogues, quien fuera el primer sacerdote de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y el primero, y hasta ahora único, capellán del Grupo 1 Poza Rica.

En el futuro les escribiré un acercamiento a la vida y obra de este scout. Pero por ahora se los presento en una fotografía antigua. El Padre Vogues recibe su promesa por parte del Jefe Thompson.


Ahora el reto. Encontré unas caritas en unos álbumes rescatados del Jefe Thompson. Se las comparto y si conocen o identifican a alguien póngalo en contacto conmigo. Así que traigan a sus papás y/o abuelitos scouts y pónganlos a ver fotos. Tengo una sorpresa para el muchacho scout que me pueda identificar y poner en contacto con más de estos antiguos scouts. Todos ellos fueron miembros del Grupo 1 Poza Rica entre 1950 y 1952.




¡Siempre Listo para Servir!
Ramón Rosas Caro
Patrulla Pumas
G-1 Poza Rica
unsilbatazo@gmail.com

viernes, 9 de marzo de 2012

¡Siempre Listos!

(Artículo publicado el 15 de septiembre de 2008)


Dedicado con cariño , en nuestro aniversario, para los Scouts de Poza Rica

Asomarse a la neblina de la niñez puede resultar una experiencia difícil. Por suerte en paso de los años y los mecanismos de supervivencia borran situaciones poco agradables y matizan los recuerdos, asignándoles formas amables y digeribles. No es el caso que nos ocupa, pues el acceso al escultismo se nos dio por contagio directo en aquel pueblo pequeño al inicio de los años sesentas del Poza Rica de ayer. Hubo de vencerse la resistencia inicial al uniforme que nos obligaba a regresar al pantalón corto, asociado a una infancia que todos luchábamos por abandonar, sumándose el rechazo de los amigos no iniciados, que lo consideraban elitista y de necesaria y obvia mariconería, aunque siempre supimos que sus comentarios estaban barnizados de secreta envidia, asumiendo que perderían una parte de nosotros, quienes habíamos sido afectados por el extraño virus de la cofradía scout.

La vieja casa de madera en el callejón 20 de noviembre de la colonia obrera, era el cuartel general de los sueños y la imaginación. La estructura vertical de mando se basaba en el respeto y la admiración hacia el jefe Thompson, que reunía virtudes que ahora podríamos identificar con un gran humanismo, carisma y amor por la naturaleza. De manera sencilla nos enseñaba los secretos del escultismo y la importancia del conocimiento de nosotros mismos, del compromiso en nuestra formación, de nuestras habilidades y de como acrecentarlas con la guía de los jefes de tropa, quienes nos descorrían los secretos del ballestrinque, del doble escota simple, negados por mi carencia de pinza fina, sustituyéndolos por poco lúcidos pero suficientes nudos "de puerco".

Algún extraviado colega nos convenció con horrendo tino, a nombrar nuestra patrulla, no: "Tigres", "Pumas",  "Águilas", "Osos", o algo feroz. Nunca adivinarían. Nos llamamos: "Chorlitos", anticipando quizá con ello nuestra futura capacidad cerebral, aunque en aquel tiempo, nada exigentes, lo grabamos entusiasmados en nuestros nudos de pañoleta, los cuales confeccionamos con los materiales más extraños: desde hueso de vaca, anillos de novia incipiente, madera, cable, todos con mucho orgullo, resguardando nuestro banderín, que lucía presuntuoso e inocente la cabecita del pajarraco, flotando en la punta del labrado bordón, casi un tótem de nuestro jefe de patrulla, quién le añadía algunas plumas de guajolote pintadas de amarillo, tal vez con la pretensión inalcanzada, de hacerlo lucir un poco más salvaje.

Todo para llegar al momento soñado: Salir de excursión. Fueron así Santa Agueda y el Manantial fáciles sustitutos de Kenya y el Río Nilo por la imaginación desbordada de adolescentes sobreprotegidos quienes conocimos maravillados las veredas de un mundo inexplorado... por nosotros. Armar una tienda de campaña no es tarea fácil, aún para críos expertos de hacer estacas, colocar tensores, llamados vientos y disponer en el sitio exacto la estructura de madera, que cargaría la pesada lona de color indefinible, pero de irrespirable olor a humedad y a todo lo que se te ocurra. Conocimos así el placer de construir nuestro refugio, participando del trabajo en grupo, tal vez poco coordinado, en medio de gritos de suficiencia, sabiduría y primeras histerias colectivas, pero finalmente exitoso y lleno de recompensas. El momento mágico y evocador de la fogata donde preparar alimentos enlatados, siempre escogidos de forma equivocada por Mami, a quien se le comprendía y perdonaba su ignorancia acerca de la dieta de los cazadores, quienes finalmente peleábamos por abrir, con el presto auxilio de cuchillos de caza y navajas de explorador, convirtiendo en manjares lo que ningún banquete ha podido igualar. Los momentos de reflexión obligados por la bóveda celeste y estrellas convidadas, nos dieron pautas inolvidables para conocernos más por dentro, para hacernos las primeras preguntas sin respuesta, asfixiados por el aire purísimo de la noche, despiertos en la vigilia angustiante al traducir de madrugada el ladrido de los perros de rancho, por aullidos de lobos feroces, hambrientos de carne fresca y tierna de niños scouts.

Aventuras sin fin que nos dejaron el legado de amar nuestra naturaleza, convivir con respeto y servir a nuestros semejantes, reconocernos con humildad como parte de todos los seres vivos e inanimados y principalmente, abrirnos la imaginación y hacer lo que muchos niños de hoy ya no han podido aprender: A soñar.

Luis Manuel Villegas Salgado
Patrulla Chorlitos 1961
Grupo 1 Poza Rica. 

viernes, 2 de marzo de 2012

Un momento para toda la vida

"Soy la fuerza que abre caminos en el tiempo"
J. J. Reyes Feist


Tarde del 16 de diciembre de 1991. Campo escuela del Grupo 1 de Poza Rica, Colonia José María Morelos, sitio mejor conocido como "La Quebradora". La Tropa Alberto Thompson se encuentra reunida en aquel sitio lleno de anécdotas, más de de 20 generaciones de scouts han pasado por sus pastos y sin saberlo ésta es la última.

El Jefe Jorge Luis Azuara Figueroa dirige la actividad, tal vez invadido por la nostalgia, lleva a los Pumas, Potros y Cobras "de excursión" en su propio campo. Dimensionar correctamente el terreno no es fácil, a los 10 años un muchacho lo percibe simplemente enorme.

Varias cuadras de casa de hule, madera y cartón enmarcan el recorrido, la gente mira con recelo a los scouts. En sus rostros se lee una suerte de aversión hacia los uniformados, saben que les han quitado su campo escuela, pero ellos, los chicos, no tienen idea de lo que ocurre.

El jefe sí, pero calla.

El cielo está gris, cae la última lluvia del otoño, o la primera del invierno. Luego la tropa juega alegremente, un silbato, un bulldog, unas luchas cuerpo a cuerpo. La torre de entrenamiento de Pétroleos Mexicanos atestigua la fiesta, los Róvers se reúnen sobre ella cuando la tarde muere. Bajo el árbol de la verdad la manada da el gran aullido. Los expedicionarios preparan la posada.

La lluvia arrecia, pero están acostumbrados, las actividades no se detienen, continúan como el programa lo señala. En un momento el Jefe se acerca a uno de sus muchachos, el más nuevo, -¿qué es el honor?-, le pregunta.

-Es lo que me define, lo único que poseo en realidad. La garantía de que mi palabra vale.

El Jefe sonríe ligeramente y mira al horizonte. -¿Cumples la Ley Scout?

-Hago cuanto de mi depende. Trato. Normalmente sí.

Continúa serio y con la mirada ese punto lejano -¿quieres ser scout?

-Sí

-¿Por qué?

-Porque me gusta.

-¿Qué te gusta?

-Jugar, servir, la buena acción, los campamentos, las excursiones, me gusta mi patrulla.

-¿Traes tu equipo personal?

-Completo

-Dame aguja e hilo.

Sin dejar de mirar hacia el campo manda a la tropa a uniformarse. Todos obedecen mientras él se va un claro del terreno. La tropa se apresura, mientras la manada se monta encima de uno de los lobatos, el recién promesado. Todos miran, menos el más nuevo, quien se apresura a abotonarse la camisola, colocarse el pantalón y limpiar sus zapatos. La lluvia se convierte en tormenta.

A lo lejos se escucha el silbato, N, N, N, el llamado para la tropa. Los guías corren y los demás muchachos tras ellos. El Jefe tenía sus brazos bien extendidos en ángulo de 45 grados respecto a su cuerpo y con los puños cerrados. La herradura, formación de ceremonias. Todos guardan silencio. La lluvia es más intensa aún y el frío se torna apenas tolerable. Pero la voz del jefe no tiembla, aunque las quijadas de los muchachos sí. A su lado teníamos un invitado especial, Mario Valentín Torres, antiguo miembro de la Patrulla Pumas, lo que quería decir que la ceremonia es para un Puma actual.

-¡Pase al frente Ramón Rosas Caro!

El muchacho más nuevo obedece a paso firme.

-Antes de todo debo preguntarte ¿quieres ser scout?

-Sí

-Entonces estás preparado. Atención tropa, ¡Seña Scout!

Esa fue la primera vez que pronuncié la promesa scout. Luego supe que fue la última vez que se escuchó en nuestro campo escuela.

"Yo prometo por mi honor hacer cuanto de mi dependa para cumplir mis deberes para con Dios y la Patria, ayudar el prójimo en toda circunstancia y cumplir fielmente la Ley Scout"

Entonces mi padrino pronunció las únicas palabras que dijo en toda la ceremonia, mismas que me han acompañado toda la vida -En toda circunstancia, aunque estemos como ahora-.

Después vino el abrazo, el baile de la "conga, que viva la moronga", la bienvenida, las hojas de te, el gurrutá gurrutá. Y una infección en la garganta que me tuvo en cama dos semanas.

La promesa es el momento más importante en la vida de todo scout. Marca su vida. Nunca se olvida. Es la parte seria de este gran juego, el momento del nacimiento, se hace la luz.

Se dice que para todo jefe entregar una insignia terminal, o de desarrollo óptimo, es el gran momento de sus vida. Difiero. Creo que entregar una promesa es el momento superior, porque en ese momento uno es el dador de vida para un nuevo Scout.

Mi Jefe, Jorge Azuara y yo, el 18 de marzo de 1992. A la izquierda, José Ricardo González Ahumada


Entrega de la Bandera de Grupo a Marco Caro. En septiembre de 2007. Unos meses después le entregaría su insignia
de compromiso.


Como Jefe de Grupo entregué muchas pañoletas, en tanto tuve la oportunidad de estar en varias ceremonias de promesa

Ramón Rosas Caro
Patrulla Pumas 1991-1996
G-1 Poza Rica

viernes, 24 de febrero de 2012

Mi entusiasmo por la vida


(Una entrevista con Jorge Herrera Madrigal)

“Cuando las expectativas de uno son reducidas a cero, realmente aprecia todo lo que tiene”
Stephen Hawking

Un hombre de sonrisa dispuesta. Delgado, moreno, de cabello corto, negro, crespo, bigote abundante, con los ojos muy abiertos. Camina con dificultad pero sin lentitud. Rápidamente notamos que tiene semiparalizado su flanco derecho. Aún así nos saluda risueño y avanza junto a la tropa. Perfectamente bien uniformado, aún sin la pañoleta café con franjas azules y verde y la flor de lis dorada en la nuca que lo identificaría como miembro del grupo 10 de Poza Rica, pero los muchachos a su cargo me explican que era su sub-jefe de Tropa.

Es 1992, año en que conozco a Jorge Herrera Madrigal. Nace en 1960, miembro de la segunda generación de pozarricenses, proviene de una familia petrolera. Su abuelo, Guadalupe Madrigal, es quien idea, diseña, gestiona y construye el Parque de las Américas, por lo que se le recuerda como un promotor del desarrollo de Poza Rica.

A los 3 meses es aquejado por meningitis, una enfermedad que ataca al sistema nervioso central, que le ocasiona parálisis cerebral y con ello limita los movimientos voluntarios de la parte derecha de su cuerpo.

En un rally de ciudad del Distrito Poza Rica, con muchachos
de los grupos 1, 4 y 10, en 1993
Sin embargo esta situación no lo detiene, en 20 años ininterrumpidos en el escultismo ha trabajado para la juventud pozarricense, al ocupar cargos dentro del Grupo 10 tales como jefe y subjefe de tropa de scouts, comunidad de caminantes, tesorero y jefe de grupo. Además es vocal del grupo Superación A.C., voluntario en el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón de esta ciudad y es uno de los impulsores de las dinámicas parroquiales de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.

Actualmente se dedica a la fotografía en eventos sociales y a la distribución de ropa por catálogo. Pero su trabajo más importante, dicho en sus propias palabras, es transmitir a los jóvenes su alegría de vivir.

-¿Cuándo y dónde naciste?

El 16 de diciembre de 1960. En Poza Rica. Soy hijo de Sabás Herrera Araiza y Arabella Madrigal García, tengo seis hermanos, Alejandro, Sabás, Enrique, Carlos, María Irene y Guadalupe Arabella, yo soy el menor.

-¿Dónde estudiaste?

El primer año de primaria en la Ciudad de México, en una escuela de educación especial, pero a partir de segundo me vine a Poza Rica, en una escuela que ya no existe. Me regresaron porque se dieron cuenta que mi problema es solamente físico, de la mente soy totalmente normal. Pero estudié hasta secundaria, en la Ignacio Manuel Altamirano, ya después no pude porque me era muy difícil comunicarme. Hace 20 años, ya adulto, estudié computación.

-¿Cuándo conociste el escultismo?

Hace como 40 años, pero nunca me acerqué a ningún grupo por mi condición física. Pensaba que no podía hacer actividades. Pero un día, el 2 de noviembre de 1991, asistí a una caminata de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús al panteón de la Santísima Trinidad, a la que también asistió el Grupo 10. Ahí se me acercó el Jefe de Grupo José Roberto Ramírez, y me invitó a integrarme. Así inicié en el escultismo.
Con la Comunidad de Caminates de co-dirije actualmente
Desde entonces he sido Subjefe de tropa, Jefe de tropa, Tesorero de Grupo, Jefe de Grupo, Jefe de Comunidad y ahora Subjefe de comunidad.

-¿Qué ha significado el escultismo en tu vida?

Es como mi segunda familia. Ahí encontré amigos que son mis hermanos. Además he ido superando mis temores.
En el escultismo aprendí que valgo mucho como persona.

-¿Recuerdas cuándo hiciste tu promesa?

El 22 de mayo de 1992. Fue después de una actividad de grupo que yo organicé, esa fue mi prueba. Ahí estuvieron mis papás, se emocionaron mucho, hasta las lágrimas.

-¿Cómo ha sido tu relación con los scouts?

Muy buena, como te decía, es mi segunda familia.

-Recuerdo que te conocí en tu época de Sub-jefe de tropa, hace 20 años.

Yo también, de hecho los conocía a todos.

-eso fue algo me siempre me llamó mucho la atención, que nos conocías incluso a los que no éramos de tu grupo

Sí, de hecho los saludaba a todos, en la calle, o donde me los encontrara. También todos me saludaban a mí.

En una colecta de víveres para los damnificados de las
inundaciones de Tabasco, con miembros de los grupos
1, 2 y 10 de Poza Rica, año 2007
-también recuerdo que siempre te vimos como uno igual a nosotros, quiero decir, sin trato preferencial

Bueno, no podía participar con ustedes en algunos juegos. Pero en todo lo demás, siempre fui como uno más, igual iba a las excursiones, los campamentos, los servicios, cargaba mi mochila, todo normal.

-Cuéntame cómo fue tu paso por la jefatura de grupo

Muy breve, estuve menos de un año. Pero no me gustaría repetir. Prefiero trabajar con muchachos que con adultos.

-Pasemos a otro tema, ¿sé que participas con el Grupo Superación Discapacitados de Poza Rica A.C.?

Sí, actualmente soy vocal. De hecho yo conocí a Joel (García Cobos, presidente) cuando aún caminaba, se fue a Monterrey a estudiar diseño, pero tuvo una enfermedad progresiva que poco a poco lo ha dejado sin movimiento. Pero tiempo después volvió a estudiar, yo estuve en su graduación, fuimos con él hasta allá para acompañarlo.

Con su grupo de dinámica juvenil, Parroquia del Sagrado
Corazón de Jesús, año 2012
­-Sé también que eres miembro activo de la dinámica parroquial de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús

Sí, fui uno de los fundadores, en junio hará 14 años que vinieron de Puerto Rico a darnos una dinámica, el Padre nos dijo que quería que formáramos una con los chavos de aquí, y también en eso estamos.

Y bueno, también soy voluntario en el CRIT.

-De vuelta al tema de tu vida dentro del grupo scout, ¿qué has aprendido de los muchachos?

Jorge y algunas de sus Caminantes
Mucho, pero creo que lo más importante es que he aprendido a valorar las cosas que tienen en casa.

-¿Qué te gustaría dejarles como enseñanza a ellos?

Mi entusiasmo por la vida.


Ramón Rosas Caro
Patrulla Pumas 1991-1996
G-1 Poza Rica

viernes, 17 de febrero de 2012

Guidismo-escultismo, una forma de ver la vida

(Una entrevista con Donají Alfaro)

“Es importante recordar que todos tenemos dentro de nosotros la magia”
Joanne Kathleen Rowling

Nacida en el seno de una familia escultista, conoce esta actividad desde el vientre materno. No concibe otro modo de ver la vida sino a través del escultismo. Claudia Donají Alfaro Argentin, actualmente Jefa de Comunidad de Caminantes en el Grupo 2 de Poza Rica, antes es Jefa de Grupo y dirige la Tropa de Expedicionarios del Grupo 1 de esta misma ciudad.
Comienza su vida scout en el Guidismo. Hija de Salvador Alfaro Esquivel, oriundo de Uruapan, Michoacán, quien fuera dirigente scout en la Ciudad de México, y de María Guadalupe Argentin Barajas, de Paracho, fundadora del Distrito Villa en esa misma ciudad. Es la menor de 5 hermanos, todos con vida scout y guía.
Sus primeros pasos los da en el campo escuela, cuando acompaña a sus padres y hermanos a las juntas sabatinas. Crece dentro de su compañía guía, con un breve paso por los primeros experimentos de secciones femeninas en los grupos scouts. Hoy sus hijos, Christopher, Salvador y Joseph, continúan con la tradición escultista.
Maestra de yoga de profesión, ha sabido conjugar su actividad profesional con el escultismo, el hogar y el trabajo de ser madre, para el que no existen manuales ni líneas de balizamiento.
Su vida ha dado vuelcos importantes, lo que la ha llevado a vivir en distintas partes del país, desde su natal Distrito Federal. Entonces las enseñanzas del escultismo han salido a flote.
Donají y su padre
-¿Cuáles son tus orígenes?
Mi papá, Salvador Alfaro Esquivel, era de Uruapan, y mi mamá, María Guadalupe Argentin Barajas, de Paracho. Tengo cuatro hermanos, Jorge, María Esther, Sergio y Patricia, yo nací 9 años después, todos somos de la Ciudad de México.
Mi padre llegó al DF para estudiar Ingeniería Mecánica y Eléctrica en el Instituto Politécnico Nacional, en una circunstancia difícil, porque cuando salió de su casa mi abuelo sólo le dio la bendición porque no tenía forma de apoyarlo, entonces fue complicado para él estudiar, sin embargo terminó y puso un taller, hizo su vida de ello.

Con sus compañeras guías en un
campamento elevado

Mi madre se dedicaba al hogar, no se acostumbraba otra cosa en aquellos tiempos. Pero como buena madre y ama de casa, vendía ropa, cosas y daba clases de yoga, de ahí se acompletaba y fue por ella mi primer acercamiento con esa disciplina.
  -¿Cómo llegas a las Guías?
Pues desde el vientre materno. Mis padres llegaron al escultismo como papás scouts. Llevaron a mis hermanos a la manada y a mis hermanas a las haditas, en aquel entonces yo todavía no había nacido.
Después se involucraron y fueron dirigentes. Mi madre fundó el Distrito Villa (Ciudad de México). Nos reuníamos en la Colonia Linda Vista.
Ir a los scouts se convirtió en una actividad familiar. Cuando yo nací ya era parte de una rutina, mis hermanos iban y yo los veía y jugaba con ellos. Era parte de mi vida. Cuando me di cuenta ya era hadita.
-¿Cómo fue tu paso por las guías?
De las haditas no recuerdo mucho. Eran actividades ligeras, no había mucha exigencia. Obtuve mis insignias, abeja plateada, abeja dorada y la última fue el vuelo de la abeja.
Ya a los 10 años fui guía un rato, pero cuando tenía unos 12 empezaron a entrar mujeres a los scouts, sin ser secciones oficiales. Los dirigentes scouts no querían a las mujeres en sus grupos, pero los muchachos y las muchachas, ya sabes, sí queríamos convivir. En esa época mi grupo se deshizo y unas pocas compañeras y yo nos fuimos al grupo donde estaban mi papá y mis hermanos.
Nos empezamos a reunir bajo el sistema scout, pero como las secciones femeninas no eran oficiales cada quien se llamaba como quería. En nuestro caso las niñas más chicas eran las pioneras y las más grandes les decíamos exploradoras.
En aquel entonces los muchachos llevaban la famosa cartilla, era un libro pequeño pero bastante grueso, donde venían todos los retos a cubrir durante la vida scout. Y los adelantos te hacían scout de tercera, segunda y primera. Nosotras hacíamos lo que podíamos, porque era un sistema diseñado para hombres, pero a tropezones y jalones llegamos a tener muchachas de hasta segunda clase. Era complicado, no era un esquema apto para las mujeres.
-¿Cómo fue la transición del esquema guía al esquema scout?
Fue chistoso, los scouts siempre dicen que las guías se la pasan cosiendo y cocinando, pero no es así, también jugábamos al silbato y esas cosas. Y salíamos de excursión, hacíamos rapel, esas cosas no se perdían por ser mujer.
-Te tocó vivir una época de transición, era por llamarlo así, el final del machismo dentro de las instituciones educativas, el escultismo tenía que sumarse a los sistemas coeducativos, era inevitable, pero en ese momento al convivir por primera vez en una actividad educativa ¿cómo fue el intercambio de ideas entre ambos géneros?
Cuando mi grupo adopta a las mujeres seguíamos trabajando separados. Llevábamos actividades paralelas pero había secciones de puros chicos y secciones de puras muchachas.
Realmente convivíamos en ocasiones especiales, como las fogatas, que eran unas actividades maravillosas, porque además hacíamos representaciones y nos vestíamos, nos caracterizábamos, hacíamos escenografía, eran actividades muy padres.
-Entonces continúas tu vida como scout.
No, cuando yo tenía 14 años, la Asociación de Scouts de México prohíbe las secciones femeninas y cancelan todas las actividades. Entonces nos regresamos a establecer otro grupo guía, formamos la Tercera Compañía del Distrito Citlali. Abrimos y retomamos las actividades.
Entonces yo tenía edad para ser guía mayor. Pero por necesidades del grupo me mandaron a dirigir Guías Menores, chicas de 9 a 12 años.
* El esquema dictaba que las guías de 6 a 9 años se denominaban Haditas, de 9 a 12 Guías Menores, de 12 a 15 Guías Intermedias y de 15 a 18 Guías Mayores. Luego de esta edad se despedían de la vida de muchachas para hacerse Cadetes (dirigentes de sección) o retirarse a la sociedad civil.
-Es bien sabido que las mujeres maduran a edad más temprana que los hombres, en el esquema educativo se ve reflejado, sin embargo aún así no deja de ser impactante (para mí) que aún eras una adolescente cuando tenías a tu cargo un grupo de niñas, ¿qué significó esto para ti?
Fue bastante fuerte. A pesar de que hacía mis programas yo continuaba con mi adelanto como muchacha, me reunía con mi sección aparte. De hecho obtuve mi insignia terminal como Guía Mayor, la Barra Estrella.
Trabajar con sección fue muy bonito, igual la convivencia con las chiquitas, a esa edad te ven como a un ídolo. Se acercan, te platican, te quieren, cuando te ven llevar te abrazan. Fue e entonces un trabajo difícil, pero muy enriquecedor. 
Fue en parte demostrarme que se puede hacer.
-¿Qué pasó después?
Bueno, dejé un tiempo el guidismo, me casé a los 19 años con un scout. Me fui a vivir a Uruapan, mi papá ya se había ido apara allá 3 años antes. Él estaba en un grupo scout.
En donde había un grupo scout había un grupo de guías. Entonces empecé a trabajar con guías mayores, en la Primera compañía del Distrito Uruapan. Es esa época había hecho mi adiestramiento básico y recibí mi Certificado de Guiadora, el equivalente a la Insignia de Madera.
 
Con sus guías intermedias y un grupo de haditas
Luego vino una etapa de muchos cambios en mi vida. Me divorcié, comencé a hacer yoga en forma, luego conocí a Martín Ventura, mi segundo esposo, en un curso de panadería que tomamos en Coatepec. Tuvimos un noviazgo largo, más bien a distancia, de cartas, llamadas telefónicas y nos veíamos de vez en cuando, porque él estaba en Poza Rica y yo en Uruapan.
Luego me casé y vine a dar a Poza Rica. Entonces dejé el escultismo un buen rato, mientas me dediqué a las casa, a criar a mis hijos, me dediqué de lleno a la familia.
-Fue un cambio drástico pasar se Uruapan a Poza Rica.
¡El clima!, me tocó llegar un 22 de abril, justo cuando comienza el calor. De hecho yo no salía de la casa en todo el día. Martín trabajaba en el departamento de Reparación y Terminación de Pozos de Pemex, entonces salía todo el día al campo y yo me quedaba encerrada, solo salíamos en la noche, de hecho así conocí Poza Rica, éramos “buhitos”
Llegamos a la colonia 27 de septiembre, en la calle Nicaragua. De hecho Christopher nació ahí…
-Otro vuelco en tu vida
Otro cambio. Cuando te das cuenta tienes un pedacito de vida en tus manos y te preguntas “¿ahora qué hago?”. Además no conocía a nadie, sola en la casa y sin nada de familia. A la larga te das cuenta que es ahí donde el escultismo te sirve, sonríe en tus dificultades, todo lo que B-P nos decía ahí está presente de alguna manera.
Cuatro años después nació Salvador. Fue otra etapa. Desde que nació Christopher empecé a dar clases de yoga para gestantes, para ayudar a mis compañeros más que nada, porque no me dedicaba de lleno, más bien estaba ocupada en la casa y mis hijos.
Dos años después nació Joseph, ya entonces daba clases esporádicamente. Desde siempre a mis tres hijos les contaba historias de los scout, veían las fotos de mi padre y sabían que tenían un abuelo scout, que su abuela conoció a Lady Olave, todo era parte de su formación, entonces cuando supe rápidamente me dijo. Le pidió a su amigos los datos del grupo y al siguiente sábado estaba ahí, en el Grupo 1 de Poza Rica. Por aquella época se reunían en el campo de la María Enriqueta.
Ingresé como mamá, pero ya sabes, una vez scout, siempre scout. Primero sólo dejaba a mis hijos y me iba a hacer otras cosas, pero después prefería esperarlos, conocí entonces a los demás padres y a los jefes. Fue entonces que le hablé con Marlene Franco Paredes, quién trabajaba con la manada, le dije mi nombre y le enseñé mi certificado de guiadora, y le expresé que era guía y quería regresar al escultismo, si podía apoyar en alguna sección me gustaría hacerlo.

En su periodo como Jefa de Grupo entregando su
pañoleta al Jefe de Manada Víctor Paz

 Le preguntó a Lino Gerardo González Calvillo, el jefe de grupo, y me aceptaron en la Tropa de Expedicionarias, que era la sección que equivalía a la edad de las Guías Mayores, con la que había trabajado antes. Sólo les pedí que me dejaran asistir con mi uniforme guía hasta que me entregaran la pañoleta del grupo.
Tiempo después pasamos por una época difícil en el grupo, Lino y varios scouters se fueron, llegaron dirigentes nuevos y miembros del Clan de Rovers apoyaron en trabajo con sección.
Pero siguieron las dificultades y por un lado se desintegró la tropa de expedicionarias y se fue el jefe de expedicionarios. Entonces decidí pedir la oportunidad de quedarme con la sección, de momento no aceptaron, pues en ese entonces no estaba permitido que una mujer dirigiera una sección de hombres.
Fue la primera vez que trabajé con muchachos, al principio fue difícil, porque los muchachos eran renuentes a trabajar con una mujer, pero después se fueron, casi todos por causas de estudio, y me quedé con uno solo, luego empezaron a llegar más, unos que pasaban de tropa y otros nuevos. Y de ahí para acá logramos un trabajo armónico de varios años.
Después trabajé con ambos géneros, muchachos y muchachas, no era oficial pero tuvimos que adaptarnos a la situación.
-Bueno, aunque no estuvieran aceptadas las secciones coeducativas, ya era un paso que se veía venir, era irreversible, quien lo niegue no sabe lo que dice. Pero bueno, luego fuiste jefa de grupo.
Sí, fue durante esa crisis, nos quedamos sólo cuatro jefes y la única que cumplía con los requisitos para ser jefa de grupo era yo. Tomé el cargo, pero nunca dejé de trabajar con la sección.
-Entonces eras jefa de sección, de grupo, ama de casa, maestra de yoga, madre de familia, ¿qué pasó en tu vida?
Te das cuenta de que todo lo que aprendes en el escultismo lo puedes llevar a tu vida diaria, todos los días, en todo momento. Debes tener siempre presentes los principios y las virtudes scouts y apoyarte en ellos.
-Hagamos un juego, yo sé que tú aprendiste la ley scout de un modo diferente a los scouts, resumían todo en una sola palabra. Vamos a enumerarlos y en cada uno me dices una experiencia o ejemplo de cómo los utilizas en tu vida diaria.
-Honor,
Es lo que soy, lo demuestro en todos los aspectos de la vida. Cumplir con la promesa scout.
-Lealtad,
Serlo a lo que dices y a los que haces. El trabajo en sí es un templo, debes serlo tanto a los de abajo como a los de arriba en un escalafón.
-Cortesía,
Al enseñarle valores a mis hijos. Cada palabra. En mi caso fue muy enriquecedor, tengo tres varones y a cada uno les enseñé como ser hombres, incluso en los detalles de cortesía, cederle el paso a una dama, mover su silla, cosas que no tiene que enseñar y te ponen en el lugar donde estás.
-Amistad,
Es el valor más importante. Trato de serlo en todo momento, con mi compañero se ha dado, incluso con mis hijos, con sus limitaciones, pero hay amistad, para mí ese es un punto muy importante
-Nobleza,
Se da en cada paso que das, ser noble con humildad, es el punto al que tienes que llegar, además nivelarlo, para no llegar al servilismo por un lado un a la soberbia por otro.
-Naturaleza, 
Junto al busto de Lady Olave en la
Casa Guía Nacional

En mi vida de casados ha sido algo muy importante, a mi compañero le gusta la naturaleza, desde siempre hemos aprovechado cualquier oportunidad para ir al campo, la playa. A nuestros hijos los llevábamos desde pequeños a que tuvieran esta convivencia con su entorno, les inculcaba que experimentaran, hacían figuras con piedras, conchas, en general vivir en la naturaleza, para que así aprendieran a respetarla. Y fíjate qué curioso, Christopher es biólogo.
-Utilidad,
Tienes que servir para algo, pero no servirte de. Dar, pero valorar, lo que tienes, lo que haces.
-Alegría,
Con los hijos uno pasa de todo, enfermedades, sinsabores, y tienes que estar bien y firme, me ha servido muchísimo en ese sentido.
-Ahorro,
¡Caray!, con tres hijos tienes que saber manejar todo esto. Pagaba colegiaturas, registro, uniformes, salidas, tu sabes que ésta no es una actividad económica.
-Pureza,
Ser transparente, en la medida de lo posible, que mi sí sea un sí y mi no sea un no. Que tus verdades sean verdades.
-Hasta dónde ha permeado esto en tu vida profesional. 
Entregando una promesa guía

Siempre ha estado ahí. Cuando no estuve en un grupo seguí siendo scout. Los principios, las virtudes, que son 3 monstruos, pero te pueden ayudar si los usas para apoyarte.
-Alguna vez le dije a mis muchachos que los principios son como nuestras piernas, pero las virtudes son nuestros bastones, tienes que usarlos para apoyarte a caminar, no para cargarlos.
Así es, ¡imagínate si quisieras cargar la abnegación!
-Fuiste jefa de grupo en el cincuenta aniversario del grupo.
Y fue una revuelta en el distrito. Pero afortunadamente tuve el apoyo de los demás scouters del consejo. Y aunque con algunos problemas, logramos sacar una gran actividad.
-Luego cambiaste al Grupo 2
No. En realidad un tiempo después me alejé del escultismo, estuve aproximadamente fuera un año. Mis hijos, ya en tropa de scouts y expedicionarios decidieron irse al Grupo 2. Yo los acompañaba y ocurrió otra vez una historia similar. Mario Vargas Luna se quedó sin scouters y me ofrecí a apoyarlos. Desde entonces estoy con la Comunidad de Caminantes (muchachos de 14 a 18 años).
­­-Has tenido la oportunidad de jugar al escultismo en otra época, ¿de lo que tú viviste qué te gustaría que los muchachos de hoy también experimentaran?
Que hagan el escultismo parte de su vida. Que sean scouts todos los días, tengan presente a B-P, que conozcan la vida de los scouts famosos, de los precursores del movimiento en Poza Rica, sepan quien fue Alberto Thompson, Pedro Vargas, y los hagan parte de sus vidas.
Me gustaría un día ver a los muchachos en el autobús, un día entre semana, que canten una canción scout con sus amigos.
-Todos los scouts generalmente tenemos un momento, un jefe y un muchacho que recordamos en especial. Sé que tienes una experiencia bastante amplia, te voy a poner en apuros, pero quisiera que me mencionaras 3 momentos, 3 jefes y 3 muchachos muchachos que hayan influido en tu vida de modo significativo.
-Tres jefes,
Mi jefa en las guías, Martha Hernández, me enseñó a poner siempre la convivencia sobre la competencia en el escultismo. Mi padre, me enseñó a ser scout en todo momento, de hecho conservo una foto scout de él. Y Beto (Alberto Lima Juárez), un gran apoyo y con quien conservo hasta ahora una gran amistad.
-Tres momentos
Cuando recibí mi Certificado de Guiadora, estaban presentes todas mis muchachas, fue muy significativo porque fue algo que hice por ellas. Cuando terminé mi curso de adiestramiento básico, el momento en que me entregaron mi cuero para hacer mi nudo de Gilwell. Y cuando cambié mi uniforme de guía por el de scout y mi pañoleta del Grupo 1. 
Con sus muchachas guías

-Tres muchachos
Laura Ivonne García Hernández, fue mi expedicionaria, luego mi precursora (clan femenino), aún conservo una buena amistad con ella. Julio César Rosas Caro, un chico muy entregado, también fue mi expedicionario, tengo muchas experiencias muy padres con él.
Y una guía, también se llamaba Ivonne, en ejemplo de entrega. Ella estaba por cumplir 15 años cuando se suscitó el terremoto de la Ciudad de México, ya tenían todo listo para la fiesta. Cuando ocurrió la tragedia ya no quiso celebrar. Ella fue personalmente a servir la comida de su banquete para los damnificados. Ella tenía poco tiempo en el grupo, pero el mensaje guidista le llegó fuerte. Desde entonces es una mujer muy recta. Vive en Oaxaca.
Y bueno, serán cuatro muchachos, también dedo mencionar a Alma Lidia Ortiz Peyón, que fue mi mejor amiga. La conocí en una actividad del nivel zona Valle de México y desde entonces tuvimos una gran amistad.
Ramón Rosas Caro
Patrulla Pumas 1991-1996
G-1 Poza Rica