viernes, 3 de febrero de 2012

Recuerdos, remembranzas y añoranzas: Las sendas de la aventura.

(Una entrevista con el Arq. Luis Manuel Villegas Salgado)

“Dirás que soy un soñador, pero no soy el único”
John Lennon

La sociedad actual vive un momento de crisis por la ausencia de valores que fortalezcan la identidad y brinden carácter a las generaciones de jóvenes y niños. El escultismo juega entonces un papel fundamental como factor de cambio para mejorar esta situación. Así lo ve Luis Manuel Villegas Salgado, scout miembro del grupo 1 de Poza Rica de 1960 a 1962. Es también parte de la primera generación de pozarricenses. Es el primer presidente municipal nacido en Poza Rica y también el primer profesionista en el cargo.
Nace el 8 de junio de 1950, a unos días de haber sido inaugurado el hospital de Petróleos Mexicanos, cuando el municipio libre de Poza Rica aún no existe, razón por la cual se encuentra registrado en Coatzintla. Pasa su niñez en la colonia Obrera, en el Km. 56 de la vía Cobos-Furbero, donde le toca vivir el nacimiento de esta ciudad.
Es parte de una familia obrera. Su madre trabaja en el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, al que él mismo pertenece en su edad adulta. Recuerda con afecto las aventuras que tuvo oportunidad de vivir en su infancia, principalmente un momento que define su personalidad, su ingreso al escultismo a través de la instrucción de Alberto Thompson Valero.
El estilo de vida scout le cambia la visión del mundo. De ello toma enseñanzas que le han de servir para su futuro, además de hacer a los grandes amigos de su vida.
Hoy Luis Manuel es petrolero retirado, profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana, escritor de cuentos y columnista de diferentes medios de comunicación en los niveles local y estatal. También ha publicado obras en diversos compendios literarios de Iberoamérica. Entre otras actividades ha presidido el Colegio de Arquitectos en Poza Rica y pertenece al Consejo Editorial del Diario Regional Independiente Noreste.
Rocanrolero, ha formado varias bandas con sus amigos y alumnos. Es además fundador y promotor de uno de los eventos musicales más exitosos en la ciudad, el concierto in Memoriam John Lennon, que durante más de 15 años organizaron de forma independiente alumnos y profesores de la UV.
A 51 años de su primer acercamiento con el escultismo, con su característica serenidad en la voz con añoranza Luis Manuel aún recuerda la promesa scout que juró medio siglo atrás. Ahora, entre risas y café comparte sus vivencias por las sendas de la aventura en una charla donde habla también de su experiencia en otros ámbitos de la vida.
-¿Luis Manuel, de dónde vienes?
Luis Manuel con su hermano y su padre
1959
Nací el 8 de junio de 1950. En aquel, entonces aún no existía Poza Rica como municipio libre, por lo cual estoy registrado en Coatzintla. Pero pasé mi infancia en la colonia Obrera, de donde se originó la ciudad. Mis padres fueron petroleros, mi madre trabajó en el sindicato, yo también fui petrolero.
Viví una niñez extraordinaria en el Poza Rica de los años 50s y 60s. Mi casa estaba en la calle 8 Norte, en contra esquina de la Cancha Bermúdez.
-¿Dónde estudiaste?
Mi formación inició en el Jardín de Niños Rosaura Zapata, ya casi nadie se acuerda de él, pero era una galera que estaba en la colonia obrera y ahí nos llevaban a todos los niños a aprender nuestras primeras habilidades manuales. Después estudié en la primaria Ing. José Colomo, una escuela artículo 123 en el interior del campo. La secundaria la realicé en el Colegio Salvador Díaz Mirón. Posteriormente estudié en la Vocacional del Instituto Politécnico Nacional. La carrera de Arquitectura la hice en la Universidad Veracruzana.
-¿Cómo llegas al escultismo?
Un amigo nos invitó y asistimos a una reunión para conocer las actividades scout, nos agradó la idea y nos quedamos. Conocí el escultismo por un ser humano extraordinario, el jefe Alberto Thompson Valero. Recuerdo que nos reuníamos en una casa que estaba en el Callejón 20 de noviembre, en la misma colonia Obrera. Ahí estaba el cuartel general de sueños y aventuras de los jóvenes y niños de aquel entonces.
-¿Cuánto tiempo perteneciste al grupo?
Algo así como dos años, ingresé creo que en 1960 y me retiré en la época en que el jefe Thompson se fue de Poza Rica, de hecho por esa razón no continuamos en el grupo.
-¿Cuál fue tu patrulla?
Es algo muy curioso, ya he escrito antes sobre esto. Pertenecí a la patrulla Chorlitos. En aquel entonces nunca habíamos visto un pájaro de estos ni nadie nos había dicho “cabeza de chorlito”. Alguna vez nos preguntamos por qué no seleccionamos algún otro animal, alguno feroz como pumas o leones, pero no.
Para anudar nuestra pañoleta usábamos un hueso de vaca con la silueta de un pájaro grabado. Pensábamos que esa ave tenía alguna virtud, pero creo que no era así.

Primera comunión
­-¿Qué recuerdo tienes de tus jefes?

Bueno, nuestro guía era Alejandro Pérez Barreiro, él era el líder de los Chorlitos. Y el jefe Thompson tenía dos ayudantes en la tropa, que eran los róvers, Pedro y Adán, a éste último lo volví a encontrar en el sindicato años después. Ambos eran unos verdaderos ejemplos y eran quienes nos cuidaban y también nos enseñaban las artes de ser scout. Ellos también nos prepararon para hacer la promesa.
Cuando yo ingresé al escultismo Alberto Thompson ya había pasado por el problema de parálisis, se conducía por sí solo con un par de muletas. Pero recuerdo que los scouts más grandes nos contaban una anécdota muy famosa. Fueron a un campamento a Tuzapán, en la sierra totonaca, a unas ruinas arqueológicas inexploradas, como el jefe aún no podía caminar, los mayores se lo llevaron cargando con todo y su equipo desde donde los dejó el autobús hasta la zona de acampado. Lo contaban como una gran hazaña.
También me tocó estar en la boda de Alberto y Lenny, les hicimos el pasillo con nuestros bordones para que salieran de la iglesia. Es un lindo recuerdo ellos estaban muy felices.
-¿Cómo era el uniforme?
Era una camisola gris con pañoleta azul con amarillo, con el nudo, un sombrero inspirado en la policía montada de Canadá (cuatro pedradas). Pantalón corto azul marino, calcetas largas azules con borlas amarillas y zapatos choclos. Además el bordón, que era un instrumento básico para las actividades scouts, siempre labrado o pirograbado, era objeto de muchas de nuestras fiebres artesanales.
Hemos platicado antes de los grandes prejuicios que existían hacia nosotros porque usábamos pantalones cortos, eso era ridiculizado por la gente, nos tildaban de mariquitas. Los scouts caíamos muy mal, pero sostengo que todo siempre se ha debido a una envidia secreta de quienes nunca pudieron ser scouts, no tuvieron la oportunidad de nutrirse en su infancia o en su juventud primera.
-¿Cómo eran sus actividades?
Tuvimos la dicha de salir de excursión, era lo máximo. Aunque nunca nos llevaron a lugares muy peligrosos, generalmente íbamos a la orilla del río Cazones o a un riachuelo en Santa Águeda (Papantla), la ocasión en que salimos a un lugar más lejano fue Tecolutla.
Pero para nosotros era como ir a Kenia, las grandes aventuras. Precisamente en Tecolutla una vez nos acampamos en Barra de Corazones. Estábamos en la playa pero teníamos por un lado el río y por el otro el estero. Ahí teníamos la oportunidad de rentar una lancha, y nos metíamos río adentro a explorar los manglares y vivir grandes aventuras.
El estero lo podíamos cruzar a pie, no era muy profundo, pero tenía como cien metros de ancho. Ahí conocimos unos animales que para nosotros fueron bastante extraños y grandes, eran los famosos pejelagartos o catanes. Cuando la gente nos dijo que atacaban nos salimos corriendo del agua, pero esa misma noche cobramos venganza. Unos pescadores nos vendieron unos recién salidos del agua, y los echamos a las brasas. Estaban bastante duros, pero con limón y sal nos supieron exquisitos.
Aprendimos a parar tiendas de campaña. También a hacer nudos, pero para mí fue maravilloso, porque soy bastante torpe para la pinza fina, siempre he considerado que tengo el complejo de las manos cuachas, y los nudos eran una magnífica terapia, además siempre hay un nudo especial para cada cosa.
También hacíamos servicio religioso, el escultismo siempre fue muy apegado a la iglesia. Entones ayudábamos a recoger la limosna o en lo que se pudiera. Esto fue parte de la formación.
-¿Cómo era un campamento?
Las tiendas eran de lona, de la que usaban los camiones para cubrir sus cajas, sin color, o mejor dicho descoloridas, con muchas manchas y tenían un olor espantoso, nosotros mismos las lavábamos hasta que considerábamos que se podían usar. La estructura era de postes de madera, con ellos hacíamos un marco sobre el que pasaba la lona y le atábamos unos vientos o tirantes para tensar la cubierta y darle altura. Para el piso regularmente acomodábamos unas cobijas, dormíamos sobre ellas y usábamos las mochilas como almohadas.
Y bueno, nos dejaban en algún lugar a la orilla de la carretera en un camión o una camioneta y ahí nos dejaban 3 ó 4 días, el resto era caminar y cargar todo hasta dónde fuéramos.
No había caído en cuenta de algo que aprendí en los campamentos. Cuando estaba en casa podía abrir el refrigerador y sacar algo para comer y nadie me decía nada, pero en el campamento eso no era posible, además no podíamos llevar leche porque se echaba a perder, la comida estaba bien medida para todos, el agua racionada, todo estaba perfectamente cuadrado, recuerdo que era angustiante porque sólo podía comer a la hora que lo hacíamos todos, las mismas raciones para todos, eso sí, nunca vi un acto de injusticia entre los scouts.
-Creo que todos los scouts tenemos a nuestros mejores amigos en el escultismo, ¿es tu caso?
Los amigos que se hacen en el grupo scout se conservan. Uno de mis mejores amigos es Alfredo Martínez, el Catán. Precisamente le pusimos ese apodo en la excursión que te platicaba en Tecolutla. Cuando estábamos en el estero algo le pasó por la pierna y él gritó con mucho terror “¡un catán chiquito!”. No creo que haya sido eso lo que le pasó por la pierna, pero él lo dijo tan convencido que desde entonces le empezamos a decir “el Catán Chiquito”. Él es un ser humano extraordinario, después cantó en un grupo de rock que tuvimos y la amistad perdura.

Luis Manuel y Ramón Rosas Caro en la presentación del
libro Amanecer/Es Totonaca de este último
 Después, ya en mi vida adulta, también conocí excelentes personas que pertenecieron al escultismo, como Ramón Contreras y Nora Cuevas.
También conocí a varias muchachas guías, debido a que una prima mía, Dora Luz Romero Salgado, llegó a vivir desde Tampico a mi casa, ella conocía a Lenny Lenz, se habían encontrado en un Jamboree en Ontario, Canadá, y junto a otras chicas iniciaron el guidismo en Poza Rica. Entre ellas conocí y aún conservo una gran amistad con Zaida Chávez, May Salgado, Gilda Castillo, Lucy Loya, Nena Zapata. Yo creo que cuando terminemos el trabajo de rescatar la historia del escultismo en Poza Rica tendremos miles de nombres y experiencias que han sido buenos ciudadanos y parte de la formación de Poza Rica.
-Entonces tuviste acercamiento con el movimiento guía, ¿qué recuerdas de sus actividades?
Pues más que acercarnos a las actividades recuerdo que para nosotros, que estábamos entrando a la adolescencia, era un botín tener a tantas muchachas juntas en la casa. Pero la verdad éramos muy tímidos, sólo nos escondíamos detrás de la rendija para verlas.
-Me llama la atención que te autodenomines torpe de manos, yo reprobé dibujo técnico por esa misma razón, pero tú eres arquitecto, ¿tuvo algo que ver la terapia de los nudos?
Ahora puedes imaginar el trabajo que me dio estudiar arquitectura. Y sí, tuvo mucho que ver.
-¿Qué enseñanzas te deja el escultismo?
Aprendí a trabajar en equipo, respetar los superiores. También a reconocer las habilidades de los demás, algunos somos buenos para hacer unas cosas, otros lo son para hacer otras, pero todos juntos hacemos mucho más, ese es un gran valor.
A saber obedecer una orden. A esa edad, sobre todo si tienes unos padres chiqueadores como los míos, cuando te dan una orden no haces nada o haces lo que quieres, pero ahí no había de piña, todos teníamos que entrarle, a juntar leña, armar la fogata, abrir latas, a hacer diferentes cosas. Pero era algo padre, estar sin el cuidado de los padres en un lugar apartado, tenía que valerme por mí mismo.
-La vida ha cambiado desde entonces, la violencia nos tiene invadidos y con ello las actividades scouts se dificultan, yo mismo como adulto en el escultismo lo he padecido. Sin embargo los principios se conservan, incluido el contacto con la naturaleza, pero ¿de tus vivencias qué te gustaría que los scouts de hoy también conocieran?
Hoy los niños crecen entre cuatro paredes, sólo juegan videojuegos. Creo que es indispensable que los niños salgan de ese departamento de 32 metros cuadrados. No se puede infundir amor hacia la naturaleza si no la conoces. Tú lo puedes concebir, te subiste a un árbol…
-…me caí de un árbol…
…yo también, me caí de un jobo, pero incluso eso es parte de la experiencia. Los niños de hoy no los conocen.
Me gustaría que todos los niños tuvieran la oportunidad de conocer en sí un grupo scout, porque les da la oportunidad de conocer una organización y sus reglas. Igualmente cuando trabajen tendrán reglas que cumplir, horarios, obligaciones, tareas. El escultismo les servirá para conocer esa parte de la vida.
-Los tiempos han cambiado
En mi caso traté de llevar a mis hijos a los scouts, pero no les gustó. En realidad nunca les impuse nada,  ni siquiera sus carreras, ellos mismos escogieron todo lo que tienen.
Los llevé a un grupo que hace actividades en el interior del campo. Yo los veía en un jardín sobre el pasto inglés, hasta tenía ganas de preguntarles si no habría manera de que se los llevaran más al fondo, donde sufrieran un poquito, pero bueno, ni con todas las comodidades quisieron ingresar.
-Bueno, creo que es parte del escultismo el saber respetar las decisiones de los demás.
Además les admiro que sean independientes y que tengan su propio carácter. Aunque a veces los regaño, quisiera que fueran más duros. Pero cada quien toma sus decisiones.
-Fuiste presidente municipal de 1988 a 1991…
El 88 fue sólo un mes, pero fue un año muy difícil porque vino a Poza Rica Fidel Castro Rus, con Carlos Salinas de Gortari, tuve la oportunidad de conocerlo, una persona muy agradable y ya entonces un personaje muy conocido.

Luis Manuel y su banda de rock, Glass Onion
-…el primero nacido en Poza Rica…

y el primero en ser profesionista, el último petrolero hasta hoy. Fue un conjunto de visiones que aunada a los valores y el respaldo profesional nos llevó a hacer varios proyectos interesantes, el más importante considero que fue la pavimentación de 500 calles en Poza Rica.
-…en esa época te conocí, al menos de lejos, también fue la época en que conocí el escultismo. Durante tu gestión municipal el movimiento scout tuvo mucha presencia e impulso. También sé que hubo un carácter escultista en algunos de tus programas sociales ¿qué significó el escultismo para ti desde ese papel?
Cuando uno es scout, esta visión es intrínseca en el carácter, le debo mucho al escultismo, tengo familiares ligados a él y fue muy importante en mi formación.
En el escultismo conocí también muchos valores que hoy están en desuso pero debieran enorgullecernos, como la honestidad, la honradez, la verdad, parece sencillo, pero es un mundo donde la corrupción está a la orden del día. Además de eso los patrones con los que contamos no promueven el estudio ni el trabajo, sino el dinero fácil.
-¿Hacen falta en México políticos con pensamiento escultista para tener un país mejor (como ocurre en otros países como Chile, Estados Unidos, Suecia, Inglaterra, Francia, por ejemplo)?
Con la visión de la política en México más bien es un obstáculo ser scout para dedicarse a esto. Dentro de lo positivo puedes hacer muchas cosas, ayudar a crear y consolidar muchas cosas, al final de cuentas para eso te pusieron. Y hacer un esfuerzo, no en busca de la trascendencia, sino simplemente por hacer las cosas como deben ser.
Yo me alejé totalmente de la política cuando terminó mi periodo presidencial, hace más de 20 años, y créeme que no extraño nada, es una actividad terrible. En el trabajo que publico en diarios pretendo hacer una crítica a esto. Es un medio donde hay una total ausencia de principios, partidos sin ideología congruente. Por ejemplo el ecologista, que promueve la pena de muerte, es algo totalmente absurdo, en el PAN se imponen candidatos.
Creo que no es por ahí. Es en la sociedad civil donde hacen falta más scouts, es decir más sentimientos escultista. Estos principios son clave para terminar el proceso de consolidación democrática en México.
-Todos los scouts tenemos un momento que marcó nuestra vida. Es cuándo decidimos que definitivamente queremos ser scouts y trasciende en nuestros futuros ¿cuál es el tuyo?
Te vas a reír. Fue en un campamento en Boca de Lima, al lado de un estero, la cantidad de mosquitos era impresionante. Los patanes que tenía por compañeros de grupo entraban y salían de la tienda, dejaban corrida la cobija que hacía las veces puerta, los insectos se metieron. Fue una noche tortuosa en la que nadie durmió por estar combatiendo los bichos, llegué a preguntarme “¡Dios mío, ¿por qué me mandaste a ser scout?!”. Esa noche aprendí a dormir con la cobija atorada debajo de la almohada y acomodada debajo de los pies, sin moverme y sin asfixiarme.
Más allá de los mosquitos, esa noche puso a prueba mi carácter.
-En cada quien la experiencia es diferente, pero curiosamente en casi todos este momento decisivo ocurre de noche.
Pues sí, es que cuando eres un muchacho scout la noche es muy especial. Los ladridos de unos perros te parecen lobos feroces, cuando escuchas un sonido entre las ramas, tal vez un tlacuache u otro animalito, piensas que es un león. La mente vuela en la noche, más porque estás fuera de la comodidad de tu casa e inerme de la protección de tus padres.
-El scout ríe y canta
Hace unos días estaba con mi nieta, le empecé a cantar canciones scouts. No sé si todavía lo hagan, pero nosotros cantábamos mucho.
-es legado de B-P, los scouts deben cantar aunque al mundo le moleste
Ah bueno, pues la niña no daba crédito, se me pegaba a los ojos porque no podía creer que le estuviera cantando. Naranjas de la china.

Ramón Rosas Caro
Patrulla Pumas 1991-1996
G-1 Poza Rica

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